EVITA, LA PAPA Y LA NUTRICIÓN POPULAR
La columna de Cultura de María Macaya
Febrero 12, 2023
Según evidencia científica, el origen de la papa y su tubérculo comestible, se establece en el año 8000 a.C. en el altiplano andino, aproximadamente en el sur del actual Perú. Mucho más tarde la Solanum Tuberosum (papa o patata) viajó a Europa desde el Imperio Incaico con Francisco Pizarro para luego desparramarse por el mundo. A partir de allí la papa fue considerada un alimento despreciado por franceses y casi todos los europeos que la consideraban solo para alimentar animales.
Pero otro francés, agrónomo y naturalista llamado Antoine Auguste Parmentier, luego de muchos estudios e investigaciones demostró el valor nutricional de la papa, logrando así que esta ocupara el lugar que merecía.
A partir del Siglo XVII, coincidiendo con la devastadora Guerra de los 30 años que asoló Europa, la papa empieza a cultivarse masivamente en todo el continente para mitigar los efectos de la hambruna. Grandes ejércitos, como el de Napoleón, subsistieron y combatieron gracias al sustento que la papa aportaba.
Ya a mediados del siglo XX en Buenos Aires, Eva Perón retomaría las banderas de Parmentier.
Del portal Argenpapa.com.ar reproduzco este fragmento:
“Si en el caso de Parmentier la pasión por el tubérculo nació durante su experiencia nutricia en la cautividad prusiana durante la Guerra de los Siete Años, en Evita surgió del fervor distribucionista en favor de los pobres, “descamisados” y “grasitas” de su patria, que ocupó muchos de los años de su tan corta como azarosa vida.
En 1951, un año antes de su muerte y ya casi completamente arrasada por el cáncer, emprendió el proyecto de mejorar las condiciones de vida de los menos favorecidos, urdiendo la ecuación que pudiera integrar eficazmente la buena nutrición popular, el ahorro y el placer de la mesa, en un tiempo en el que en Argentina habían comenzado el desabastecimiento de productos de primera necesidad manducaria e incluso las restricciones en el consumo de carne.
Movida y movilizada por ese proyecto postrero, publicó un libro-folleto, del que se distribuyeron millones de ejemplares y cuya autoría se le atribuye, con un amplio recetario que incluía desde adaptaciones de clásicos de la más refinada cocina francesa, como es el caso de las «Papas a la crema», una variante del tradicional plato lionés; las «Papas al gratén», de indudable influencia saboyana y muy próximas a las llamadas “a la duphinoise”; o las «Papas a la normanda», que es casi un calco de la receta típica en la antigua provincia del noroeste de Francia.”
Víctor Ego Ducrot, periodista, escritor, docente universitario, autor del libro “Los sabores de la Patria” comenta: “La mayor parte de estos platos casi nunca tuvieron un lugar entre las cartas de los mejores y más tradicionales restaurantes de la Argentina, pero el pastel de papas sí se impuso en las mesas hogareñas durante las décadas del ´50 y del ´60, y se convirtió en un clásico de cualquier noble bodegón que se apreció de tal”.
Es conocido que el General Perón era fanático de las milanesas de Evita aunque fue el pastel de papas uno de sus preferidos.
Poco antes de su muerte Evita publicó un libro-folleto para difundir los beneficios de la papa y promover su consumo. A través del Ministerio de Asuntos Agrarios, la compañera de Perón lanzó un millón de ejemplares de “La Papa”, donde se incluían recetas con ingredientes económicos y simples inspiradas en la cocina europea.



