¿Seremos capaces nosotros de comprender la demanda de esta hora?
Por Alejandro Ippolito
Afuera, en algún espacio que no alcanzo a reconocer, canta un pájaro. Ninguna otra cosa se impone en ese instante, su pequeña vida se consume en ese canto.
Mientras tanto, la bestia avanza sobre todas las cosas, acariciando el lomo de los traidores que por la precaria ambición de sostener su jugosa economía personal y salvarse del derrumbe entregan los huesos de la gente a los carroñeros que vinieron a comerse todo.
Se ha quebrado el país una vez más, esta vez no por el golpe de los asesinos a sueldo, la patota en
defensa de los poderosos industriales y terratenientes sino con el aplauso idiota de un pueblo
anestesiado, apático, inconsciente. Se ha dibujado un enemigo para que nadie repare en las
figuras monstruosas que nos gobiernan, asaltantes del Estado, perversos, psicópatas, estafadores
de doble apellido y moral ausente.
Presos políticos, cacería de opositores, censura absoluta, totalitarismo edulcorado con
eufemismos y chistes bobos.
¿Seremos como el pájaro entretenido en su canción para nadie? ¿Seremos simples espectadores
de las mercenarias acciones de los representantes de la escoria judicial?
No quiero cantar mientras se desploma la democracia, no es tiempo de resistir, resistir es de
sumisos, resistir es para los masoquistas, es tiempo de la acción organizada y ciudadana, es
tiempo de rascarse las garrapatas.
Los presos políticos son parte del show necesario para que los idiotas se babeen frente a la
pantalla mientras se firma la sentencia de muerte de la clase trabajadora, de los jubilados, de los
marginados, de los discapacitados, para que los escombros del país nos tapen por completo.
Un conjunto de familias asesinas, corruptas, voraces, apátridas y salvajes se han apoderado del
país con la necesaria participación de los medios que han hecho de la mentira su principal
herramienta de dominación. De nada importa la ausencia de pruebas o lo disparatado del
proceso, lo que se necesita con urgencia es la sanguinaria tapa, el desfile de esposados para que
los chacales populares saboreen la sangre que en cualquier momento será la de ellos.
Habitamos un laberinto desgastado por dementes. El pájaro distante, ese que me recibió en la
mañana temprana, ya no canta, de algo se ha dado cuenta.
¿Seremos capaces nosotros de comprender la demanda de esta hora?
Dibujo SERKO

