UNA BREVE HISTORIA DE LA EDUCACIÓN POPULAR …
…DE JÓVENES Y ADULTOS/AS
El 27 de noviembre de 1973, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, se creó en la provincia de Buenos Aires la Dirección Provincial de Educación de Adultos. Es por eso que cada 27 de noviembre se celebra el Día de la Educación para Adultos, una política educativa que permitió dar autonomía a las escuelas de adultos, que hasta esa fecha dependían de las escuelas primarias.
Por Roberto Elisalde*
Noviembre 27, 2023
El 27 de noviembre se conmemora el Día de la Educación de Jóvenes y Adultos/as (EDJA). En esta fecha de 1973, durante la tercera presidencia peronista, fue creada la Dirección de Educación de Adultos (Decreto 4626/73). Constituyó una política educativa pública y popular que permitió otorgarle autonomía, ya que hasta esa fecha dependía de las escuelas primarias.
Desde los años ’50 hasta los ’70 se van a profundizar los debates y la pugna de concepciones sobre la formación de jóvenes y adultos. Luego del derrocamiento del peronismo (1955) la gestión estatal estuvo signada por políticas desarrollistas-empresariales, promovidas por organismos internacionales para Latinoamérica (OEA, FMI, Banco Mundial). Esta concepción coincidió, en los años 60 y 70, con el proceso de proscripción de las mayorías populares y la irrupción de gobiernos militares. Desde otro posicionamiento, y como resistencia a las dictaduras de la etapa, crecía en clave emancipatoria, la educación popular freiriana de jóvenes y adultos.
A partir de 1973, y luego del retorno democrático en Argentina, se asumió una perspectiva popular para la educación de jóvenes y adultos, enfatizando una formación solidaria y comprometida de docentes y estudiantes. En este contexto nace la Dirección de Adultos, siendo numerosos los logros en este campo, como la actualización de los Centros de educación del nivel secundario (Cens) conveniados con sindicatos y la Campaña de alfabetización (Crear). A los pocos años, la dictadura cívico-militar (1976-83), intervino la Dirección a través de desapariciones forzadas, cesantías de docentes, y persecuciones a estudiantes y educadores populares.
Luego del retorno democrático (1983) y durante la década de los ’90, la reforma educativa de inspiración neoliberal trajo como consecuencia el deterioro institucional y la pérdida de identidad, «escolarizando la educación de jóvenes y adultos secundaria» (Finnegan, 2016). Este proceso tuvo una fuerte resistencia por parte de los docentes y sus gremios (CTERA).
Ya el marco de la crisis del 2001, la retracción del Estado y deterioro de la EDJA generó la reacción de numerosos movimientos sociales. Empresas recuperadas, organizaciones sociales y equipos de educadores de universidades públicas, asumieron la creación de «Bachilleratos populares para jóvenes y adultos», con la finalidad de que la población «expulsada de las escuelas» retomara sus estudios desde la perspectiva de la educación popular, señalando como objetivo «la formación de sujetos críticos y comprometidos con la realidad de sus comunidades» (Moñino, 2020).
Fue durante este período que se sancionó la Ley Nacional de Educación (26.206/06). En sus consideraciones destacaba la «educación permanente de jóvenes y adultos como responsabilidad del sistema educativo», y enfatizaba que ésta debía asumir un criterio de «formación integral». En esta dirección hacia el 2008/10 se implementó un «Plan Nacional de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios» (Fines), que también contó con la articulación de numerosas organizaciones territoriales, especialmente del conurbano bonaerense.
Hoy, a 50 años de la creación de la Dirección de Adultos, los Cens conveniados, los Bachilleratos Populares y el Fines, organizados en momentos y con alcances diferentes, constituyen parte de un amplio y heterogéneo abanico de propuestas de formación. Entre desafíos, conquistas y tareas pendientes se destacan, mayoritariamente, las metas de la educación pública y popular, basadas en «históricas tradiciones cooperativas y solidarias de la EDJA de cuño freiriano» que aspiran lograr una formación integral para el trabajo y la educación superior (Ampudia, 2015). Sin duda que es mucho lo que aún queda por hacer, y así lo debaten, construyen y lo hacen saber sus protagonistas de manera cotidiana y permanente.
Para terminar, un recuerdo histórico: Paulo Freire en 1989 fue Secretario de Educación de San Pablo, desde su gestión cuestionó el modelo neoliberal de instrucción de la escuela empresarial y meritocrática. Por eso invitaba a construir una escuela pública y popular: «que sea tanto un lugar de elaboración y construcción del conocimiento, como también de organización política-formativa de las clases populares, basadas en la solidaridad de clase y que incentive la participación del pueblo en la creación del saber… y sea instrumento de lucha y participación…»(Freire, Documentos SP, 1989)
* Roberto Elisalde es profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), Dr. en Historia (UNLP), posdoc en Educación e integrante de la Red de Investigadores y Organizaciones Sociales de América Latina (RIOSAL-CLACSO).
Fuente: Telam

