SAN CAYETANO

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Cultura por Viviana Britos

Agosto 11, 2024

Liniers en tiempos antiguos eran tierras que desde el noroeste de la República se llegaba a la Capital, trayendo trabajadores del campo en carros, chatas y carretas tiradas por bueyes y caballos. Traían frutos agrícolas ganaderos, que se detenía en la zona del partido de Flores, donde eran instalados en mercados populares. No existía la Avenida General Paz, el Ferrocarril, ni el Mercado de Hacienda. Estaban parceladas por quintas, chacras, casas de campo y algunos negocios de comestibles, tabernas, boliches y pulperías. La ciudad estaba limitada por el noroeste por el arroyo «Maldonado» entubado luego y convertido en la Avenida Juan B. Justo.
En 1830 la dueña de esas tierras María Mercedes Cordova, donó parte a las Hermanas Religiosas del Divino Salvador, que llegaron desde la Santa Casa de Ejercicios Espirituales fundada por la Beata María Antonia de la Paz y Figueroa, Mama Antula recientemente santificada por el Papa Francisco convirtiéndose así en la primera Santa Argentina, desde Santiago del Estero a pie a la Capital Federal.
En esas tierras se edificaron luego el actual Colegio y la Capilla.
La crisis mundial de 1929 perturbó la economía. Intereses políticos y económicos privados e internacionales condujeron al derrumbe económico, a la catástrofe social, cuya crisis política desembocó en la revolución de 1930, prolongándose hacia la década del cuarenta.
Esta transformación social buscó amparo, contención y fe.
El propulsor inicial de la organización de este movimiento religioso, social, pastoral y la devoción de San Cayetano, fue el Padre Domingo Falgioni. a cargo de la parroquia desde 1928 a 1938. En esa década organizó una pastoral efectiva impulsando el inicio de la devoción.
Realizó, para sus fines evangelizadores una campaña periodística mediante el diario católico El Pueblo. Bendijo un estandarte con la imagen del Santo e imprimió una estampa, presentando a San Cayetano con espigas de trigo y una oración apropiada para sus devotos.

Esta religiosa popular sucede todos los días y los siete de cada mes, llegando a un clima de fenómeno religioso, los siete de agosto de cada año.
La devoción de San Cayetano reviste un acontecimiento de permanente religiosidad popular, quizá única y peculiar en el mundo occidental por su forma expresiva y su contenido profundo de orden social.
Se adecua también al proceso histórico de evangelización integral latinoamericano, que, tal vez sin proponérselo, anticipó significativa y eficazmente la actual llamada: Pastoral Popular – Pastoral  Social – Cultura Popular Social.
Es curioso, que, siendo Cayetano un Santo italiano haya desarrollado una personalidad que promueva tanta fascinación que nos atrevemos a considerarlo argentino y con más precisión a proclamarlo un Santo porteño.
En 1981 se produjo la primera gran manifestación política – religiosa llamada “Pan y Trabajo” de la CGT: Confederación General del Trabajo, celebrándose una Misa detrás de la Iglesia, especial para los peregrinos obreros.
A partir de ahí no ha cesado esta devoción, personas que durante horas e incluso días acampan esperando entrar a la parroquia.
Considerado hoy un termómetro social de la política argentina, la cantidad de gente que fue a pedir y agradecer se vio reflejada cuando las organizaciones llenaron la Plaza de Mayo, pidiendo Paz, Pan y Trabajo.

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