REVOLUCIÓN
Por Viviana Britos para @visionpaisarg
Diciembre 5, 2023
“Somos lo que somos,
porque somos lo que fuimos”
Carlos Fuentes
Si hacemos un análisis de La Revolución de Mayo ¿podríamos tener claves para entender procesos que hoy nos atraviesan?
La historia nos relató un pasado armonioso y tolerante, con eventos épicos y héroes que se transformaron en próceres de bronce. Pero hubo una historia no contada, acallada, un país de revolucionarios sin revolución, como dice Andrés Rivera en La revolución es un sueño eterno, un tiempo del cual partimos.
La revolución podría definirse como el cambio profundo de un paradigma preestablecido: social, político, científico. Sin embargo, esto parece que no alcanza para definirla: ¿Cuándo se realiza una revolución, en que contexto, con quienes, para qué?
Ese tiempo del cual se parte, entendido como el punto 0, como instante fundador, como un nuevo origen, es materia de la revolución. Considerado como un cambio de era, es también un proceso. Un tiempo acelerado, esquivo, y poco plácido.
La revolución introduce una discontinuidad en las palabras, en los hechos y en las instituciones.
La Ilustración, musa inspiradora de las revoluciones latinoamericanas, intenta dejar el pasado, ignorando la herencia y el legado. Son las revoluciones las que se enfrentan a las continuidades culturales.
Es así como parte de ese legado puede ser leído y ha dejado su huella en la literatura gauchesca.
Bartolomé Hidalgo considerado el poeta de la revolución relata, argumenta y anima revalorizando a los gauchos. En los Diálogos patrióticos ridiculiza al rey de España, al mismo tiempo que llama a la unidad y muestra el dolor de los gauchos que luchando en la revolución aun no ven cambios significativos. El intercambio de voces entre los gauchos Contreras y Chano, resulta un pretexto,
para construir la figura central literaria: un “nosotros”. Un poeta que es el resultado de la construcción colectiva y ejemplo de la creatividad del pueblo, canta a la población analfabeta, para que puedan repetirlo. Canta sobre un presente que los identifica y que les permite interpelar a los “letrados” de la revolución.
La “primitiva gauchesca”, como la llama Ángel Rama es considerada el estrato inferior de las literaturas alfabetas rioplatenses; poesía política y revolucionaria, que logra conectar el racionalismo humanístico del siglo de las luces con la totalidad de la población americana, mediante la igualdad roussoniana. Otro tipo de revolución: la literaria.
A Castelli, a Moreno, a San Martín, hombres revolucionarios, jacobinos, ilustrados, románticos, modernos, les va sucediendo la revolución, para ellos la libertad era una obligación. “Hagan apreciar a los pueblos el inestimable don de su libertad”, escribe en la Gaceta de Buenos Aires Mariano Moreno el 6 de diciembre de 1810 y agrega:
“Si deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado dogma de la igualdad”.
Libertad e Igualdad, el mayor de los bienes que todo sistema legislativo debe perseguir, siendo éste el corazón del Estado.
Mariano Moreno, imbuido de las palabras del Contrato social al que se supone tradujo y ante la necesidad de una carga simbólica, toma distancia de los símbolos reales redactando el Decreto sobre supresión de honores del presidente de la Junta y otros funcionarios públicos, en nueve artículos del ejercicio del poder, basado en los dos mayores bienes de la humanidad: libertad e igualdad. Para algunos la redacción del decreto será la forma que tiene Moreno de derrocar a Saavedra y sus ambiciones monárquicas.
Si la Historia no es una sucesión de hechos, sino la interpretación de ellos, ¿será entonces que habrá tantas historias, como historiadores?
“Nadie narra la historia por la historia misma. Es el presente lo que está en juego” escribe José Pablo Feinmann en Filosofía y Nación, ¿será parte de la utopía?
El pasado humano se llama memoria.
El futuro humano se llama deseo.
Ambos confluyen en el presente,
donde recordamos, donde anhelamos.
Carlos Fuentes