REFORMA LABORAL – GOBIERNO DE JAVIER MILEI
El país del trabajo en riesgo: la reforma laboral de Milei y el intento de borrar un siglo de derechos
Por Sofía Perrone
Octubre 29, 2025
El gobierno de Javier Milei impulsa un proyecto de “modernización laboral” que promete inversiones y libertad, pero encubre una demolición del derecho al trabajo y de la dignidad del pueblo argentino. La reforma no solo perjudica a los trabajadores formales: golpea a la clase media, debilita a los sindicatos y fragmenta el tejido social. Un análisis necesario frente al mayor retroceso laboral desde la dictadura.
Un retroceso histórico disfrazado de modernización
El proyecto de Ley de Promoción de Inversiones y Empleo —que el oficialismo intenta instalar como parte del “nuevo paradigma económico”— reescribe pilares fundamentales de la Ley de Contrato de Trabajo de 1974, una de las mayores conquistas del movimiento obrero argentino.
Lo hace con una narrativa engañosa: habla de “flexibilizar”, “dinamizar” y
“atraer inversiones”, cuando en realidad busca eliminar los límites que protegen al trabajador frente al poder del empleador.
Entre sus artículos más graves:
Permite al patrón modificar unilateralmente horarios, funciones y condiciones laborales, anulando el principio de estabilidad.
Debilita la irrenunciabilidad de los derechos, permitiendo acuerdos individuales que reduzcan beneficios.
Reduce la protección por enfermedad o accidente.
Limita los intereses en los juicios laborales y permite que las pymes paguen sentencias en cuotas, abriendo la puerta a la impunidad patronal.
Otorga bonos fiscales y beneficios impositivos a las empresas, sin garantías de empleo genuino.
Nada de esto beneficia al trabajador ni al país, solo beneficia al capital concentrado.
El ataque a la Argentina del trabajo
Nuestra Argentina no nació como un país de especulación, se construyó como una nación de trabajadores.
Desde principios del siglo XX, los movimientos obreros lucharon contra la explotación y lograron las primeras leyes laborales.
Pero fue Juan Domingo Perón quien convirtió esa lucha en política de Estado.
“El trabajo no es una mercancía”.— Juan D. Perón
“El derecho del trabajador no se mendiga, se conquista». — Juan D. Perón
Durante su gobierno se instituyeron: Las vacaciones pagas Ley de Contrato de Trabajo (LCT) N° 20.744, principalmente en su artículo 150, que establece los días de descanso según la antigüedad del empleado. Este derecho fue instituido en 1945 mediante el Decreto N° 1740, impulsado por Perón. El aguinaldo, esta ley, conocida como la Ley 23.041, estipula que el aguinaldo debe pagarse en dos cuotas semestrales: una antes del 30 de junio y la otra antes del 18 de diciembre. El monto de cada cuota equivale al 50% de la mejor remuneración mensual del semestre. Las paritarias libres, las obras sociales, la indemnización por despido y la participación sindical en lasdecisiones del Estado.
Esa arquitectura social es la que el mileísmo busca derribar.
El proyecto de Milei pretende romper el pacto social entre el Estado y los trabajadores: un pacto que, con sus altibajos, garantizó movilidad social y estabilidad.
Sin sindicatos fuertes, sin legislación protectora y sin justicia laboral, la clase media argentina desaparecerá como tal, arrastrada por la precarización y la incertidumbre.
Golpe a los sindicatos y a la organización colectiva
Ningún gobierno que diga defender la “libertad” debería temer a los sindicatos.
Sin embargo, esta reforma está diseñada para debilitar la representación colectiva.
Al permitir acuerdos individuales entre patrón y empleado, el gobierno busca fragmentar la fuerza del movimiento obrero y romper la negociación colectiva.
Los sindicatos argentinos, herederos de una historia que va desde la Semana Trágica hasta las luchas del Cordobazo— no son un obstáculo, sino la columna vertebral del Estado social.
Eliminar su poder es condenar a los trabajadores al aislamiento, al miedo y al silencio.
“La organización vence al tiempo». Decía el General Perón
Esa frase no fue una consigna vacía, fue una advertencia histórica.
Cuando el poder económico logra desorganizar al pueblo, la desigualdad se vuelve ley.
Una vieja receta con nuevo envase. El discurso de Milei no es novedoso, es el eco de los años 90, cuando bajo la promesa de modernizar la economía, se desmanteló la industria nacional, se privatizó el patrimonio del Estado y se multiplicó la desocupación.
Hoy, con otro lenguaje y el mismo dogma, se busca reinstalar la lógica del mercado por encima de la justicia social.
El gobierno insiste en que “las leyes laborales espantan inversiones”. Sin embargo, los países más desarrollados del mundo tienen legislaciones laborales sólidas y sindicatos fuertes. Lo que ahuyenta las inversiones no son los derechos de los trabajadores, son la inestabilidad, la falta de políticas productivas y la concentración de la riqueza en pocas manos.
Esta reforma no generará empleo. Generará miedo, competencia salvaje y trabajadores exhaustos, dispuestos a aceptar cualquier condición por temor a perderlo todo.
El impacto sobre la clase media
La reforma laboral no golpea solo a los asalariados de fábrica o a los sindicatos industriales, afecta a toda la clase media argentina. Porque cuando se devalúan los salarios, se reduce el consumo.
Cuando se precariza el trabajo, se desfinancian las obras sociales y el sistema jubilatorio. Y cuando se debilita el Estado, los servicios públicos se vuelven privilegio.
El mileísmo no propone libertad: propone una sociedad sin piso ni techo, donde cada uno sobrevive como puede y el Estado desaparece como garante de equidad.
El resultado es una sociedad partida, sin solidaridad y sin futuro común.
El mito del emprendedurismo y la realidad de la explotación
La narrativa libertaria insiste en que “cada uno es su propio jefe”, que la solución es “emprender”.
Pero un país no se sostiene con repartidores sin derechos ni con profesionales precarizados que facturan para sobrevivir.
La verdadera modernidad no está en destruir los derechos laborales, está en innovar con justicia, producir con dignidad y distribuir con equidad.
Cuando el gobierno celebra la “libertad de contratar”, lo que en realidad festeja es la libertad del patrón para pagar menos, despedir sin causa y evadir responsabilidades.
Esa no es la Argentina que soñaron Evita y Perón, ni la que merecen nuestros hijos.
El papel de los sindicatos hoy, lejos de ser una “corporación del pasado”, la última barrera de defensa del trabajador. Sin ellos, cada individuo enfrenta solo a empresas poderosas y a un Estado ausente. Por eso esta reforma apunta también a quebrar la organización sindical y la resistencia popular.
En este contexto, las centrales obreras, los movimientos sociales y los colectivos de trabajadores tienen una tarea histórica: explicar, movilizar y resistir. Porque lo que está en juego no es una ley más, es el modelo de país: «La Patria del trabajo o la colonia del mercado».
Nuestro país se debate entre dos caminos: Uno, el de la justicia social, el trabajo digno; el otro, el de la desigualdad estructural, la concentración y el sometimiento financiero.
La reforma laboral de Javier Milei es el corazón del segundo camino, el que convierte a la Patria en una empresa y al ciudadano en un costo.
Por eso, más que nunca, debemos decirlo con claridad:
“Donde hay una necesidad, nace un derecho.” — Eva Perón
No hay libertad posible sin justicia.
No hay desarrollo sin derechos.
Y no hay futuro sin trabajo digno.
Para leer y analizar
Proyecto completo del Gobierno Nacional:
Ley de Promoción de Inversiones y Empleo -Reforma Laboral 2025–
En este documento, cada ciudadano puede comprobar cómo los artículos modificados atentan contra los derechos conquistados por generaciones de trabajadores argentinos.

