No culpes a la big data…

VisiónPaís/ mayo 26, 2018/ Sin categoría

Con los últimos escándalos de Facebook y Cambridge Analytica, hablar de manipulación de datos masivos parece una mala palabra. Pero la big data procesada adecuadamente, dicen tres científicos, es fundamental para un Estado. Puede mejorar el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas públicas. Un texto que alienta a la comunidad científica a explicar cuestiones que, a veces, políticos, referentes o periodistas comunican mal.

Todos los días aparece una nueva tecnología. Nuestro teléfono celular o el software de nuestras computadoras a veces cambian más rápido que nuestra capacidad de adaptación. Esta sensación mundana alcanza también al ámbito profesional, desde los funcionarios públicos, pasando por el sector privado y la prensa, hasta los que hacemos avanzar la ciencia y la tecnología. Todos estamos en un proceso de adaptación permanente. La adopción de todo este conocimiento nuevo no es trivial y conlleva un enorme desafío a la hora de pensar, diseñar e implementar políticas públicas que se nutran de los avances de la ciencia y la tecnología.

Inteligencia artificial, aprendizaje automático e internet de las cosas. Nuestro teléfono nos “entiende” cuando le hablamos. Una  radiografía de pulmón tomada en La Rioja puede ser evaluada instantáneamente en Boston. Generamos parvas de datos y una red social los facilita a una empresa privada para una campaña electoral. Nuestro vecino fue preso ayer por matar a alguien que iba a conocer la semana que viene. Etcétera. Tanta tecnología nueva que, si no se sabe bien de qué se trata, se está muy cerca de meter la pata y hablar de ciencia ficción.

Entonces ¿adoptamos ciegamente la última tecnología y le exigimos al Estado que también lo haga? ¿o nos quedamos como estamos, sin arriesgarnos a innovar y así evitamos que terminen metiéndonos presos por crímenes que aún no cometimos?

Ninguno de los extremos es razonable. Creemos que la solución pasa por darle más espacio a los que estudian estas tecnologías nuevas; pedirles a los profesionales de ciencia y tecnología que nos expliquen con claridad, para poder estar mejor informados y así evitar que ningún oráculo decida predestinarnos a nada.

Acá es donde los científicos nos encontramos con el desafío de comunicar. Detrás de muchas de las raras tecnologías nuevas hay métodos sofisticados, claros para los expertos pero percibidos como incomprensibles “cajas negras” para los legos. En particular, en el ámbito de la política social, la adopción de una tecnología depende tanto de su desempeño como de su capacidad de convencer a interlocutores no necesariamente expertos, que deben respaldar social y políticamente el uso de dichas tecnologías. El desafío no es descartar las tecnologías sino involucrar grupos interdisciplinarios que generen esta suerte de cadena de confianza que demanda la implementación de nuevas tecnologías en la cuestión pública.

Recientemente el Gobernador de Salta se refirió a un programa piloto para prevenir el embarazo adolescente. Mencionó que su equipo estaba trabajando en un programa que, en base a inteligencia artificial, posibilita “prever 5 o 6 años antes con nombre, apellido y domicilio, cuál es una niña, futura adolescente, que está en un 86% predestinada a tener un embarazo adolescente”. El tema explotó en los medios y las redes sociales, y varios científicos reaccionaron, en tono humorístico y también seriamente, apuntando al lado ético y metodológico de este tipo de programas.

Como científicos experimentados en manejo de datos de salud y nuevas tecnologías, celebramos el uso de información pública procesada adecuadamente, para elaborar políticas públicas basadas en evidencia. Bien usados, los datos en poder del Estado ayudarían a mejorar considerablemente el diseño, implementación y evaluación de la  política pública, en particular en el ámbito de la salud. Los dichos del gobernador ofrecen una clara oportunidad para involucrar a los profesionales de la ciencia y la tecnología. Es muy importante salir del ámbito de expertos, desde donde habitualmente escribimos, para contribuir más y mejor a la sociedad. El análisis de los datos colectados por el Estado para la prevención de temas asociados a la vida de las personas es un tema sensible y de alto impacto social que, sin dudas, no tomamos a la ligera. El ejemplo que nos convoca es el embarazo adolescente, pero podría ser la prevención del crimen, un diagnóstico médico o una condena a prisión. No es todavía buena idea dejar ese tipo de predicciones a la tecnología. Detrás de la tecnología hay personas que la diseñan y se requiere de muchos puntos de vista, con distintos saberes, para que sea buena consejera.

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Fuente Revista Anfibia
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