Monzó, más allá del cuento

VisiónPaís/ mayo 5, 2018/ Sin categoría

Macri elige la guerra y no quiere un escenario con diputados en rebelión.

Por Martín Granovsky

La baja de nivel de Monzó en Palacio en medio de las sesiones contra el tarifazo revela que Macri siempre busca primero ser implacable y recién después se fija cómo seguir. La historia de un negociador, de la 125 hasta aquí.

El anuncio anticipado de que Emilio Monzó dejará la presidencia de la Cámara de Diputados apareció en medios políticos como un cuento. La historia trata de un pobre tipo cansado del ninguneo que quiere la embajada en Madrid para salir del serpentario. Otro protagonista sería el jefe del serpentario, Marcos Peña, quien le haría el favor a Monzó por encargo del soberano, Mauricio Macri. El cuento es atractivo para almas inocentes. Pero se olvida de la política.

¿Existe algún político en el mundo a quien le convenga quedarse en el puesto una vez que fue devaluado, como Monzó en la presidencia de la Cámara de Diputados? Difícil hallar un ejemplo. Las divergencias de Monzó con el tándem que forman Marcos Peña y Jaime Durán Barba no son personales, aunque siempre un toque personal le puede agregar disgusto al trabajo difícil. Son diferencias políticas.

La táctica de Peña-Durán frente al peronismo consiste en morderle la base social, fragmentarlo, cooptarle dirigentes y neutralizarle otros. Monzó lo sabe porque él mismo es un ex dirigente peronista que hasta 2009 fue ministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli.

El dúo más cercano a Macri quiere desplegar hacia el peronismo el mismo procedimiento que le resultó exitoso con los radicales. El Pro le comió los votantes a la UCR mientras incorporaba radicales sueltos: Hernán Lombardi, Jorge Enríquez, ex seguidores de Ricardo López Murphy como Esteban Bullrich. Luego, con los votos para Macri de Flores y Caballito en la mano, y más tarde con la perspectiva de ganar los de Pergamino y La Plata, forzó a la UCR como partido a decidirse. Por el Pro o contra el Pro. Los radicales resolvieron por mayoría la incorporación a Cambiemos. El Pro aplicó su método en la ciudad de Buenos Aires y luego en los grandes centros urbanos.

Con los peronistas no tiene por qué suceder lo mismo que con los radicales. Pero Macri, Peña y Durán Barba quieren intentarlo. Primero la sociología y después la rosca. Que para la rosca hay tiempo. Falta un año para definir las precandidaturas del 2019. La práctica de Monzó es inversa: sin descuidar la sociología, primero la rosca. Pertenece a un sector del Gobierno que no se agota en los vicejefes de Gabinete Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, y tampoco en el ministro de Finanzas Luis Toto Caputo. Es el mismo sector del ministro del Interior Rogelio Frigerio, que por ahora sigue en pie pero teclea.

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Fuente Página 12
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