MÍSTICA Y POLÍTICA PARA PONERSE LA PATRIA AL HOMBRO-DOSSIER…
…DEL ENCUENTRO NACIONAL 2022 – Parte 5 –
Abril 7, 2023
PUEBLO, MÍSTICA Y MILITANCIA
Rodrigo Ocampo, Diputado provincial de Chaco
Quisiera agradecer en primer lugar a los compañeros y las compañeras por esta
invitación. Poder participar en este encuentro es un honor, es un privilegio,
pero también es un compromiso, fundamentalmente por lo que significa para
todos y todas la figura de Francisco, pero sobre todo por lo que venimos
haciendo hace muchos años, incluso antes de que Francisco llegue a
representarnos a todos en este gran continente de personas, de seres humanos
que creemos, que tenemos una fe en Cristo. Creemos que la llegada de
Francisco, en definitiva, consolida esta idea de los argentinos que podemos
trascender fronteras permanentemente.
Me parece que en definitiva hay una esperanza muy grande en que lo que
traduzca hacia adelante en el tiempo la llegada de Francisco; sea un mundo mejor,
un mundo distinto al mundo que recibió hace diez años. También vale,
antes de compartir algunas ideas y algunos conceptos, el reconocimiento a
Néstor y al equipo que en ese momento sostenía el centro Nueva Tierra, con el
que habían iniciado una instancia de capacitación, de formación política para
muchos pibes y pibas, fundamentalmente para quienes teníamos en ese
momento tareas comunitarias, sociales, sindicales. En esa instancia era a través
de la CTA, entiendo que después habrá sido ya con otros dispositivos, a través
de otros espacios, pero esas escuelas de ciudadanía fueron fundamentales para
que muchos compañeros y compañeras en ese momento, en mi caso con
quince o dieciséis años, pero otros con edades un poco más elevadas, piensen
que era importante sumarse a esa nueva etapa de la Argentina que era la
llegada de Néstor Kirchner.
Muchos de los que nos sumamos en esa etapa fue de la mano de diagonales,
como dice Néstor, pero fundamentalmente por la llegada de un hombre como
Néstor a la presidencia del país; y qué interesante pensarnos desde ahí, desde
la importancia de un nuevo tiempo que bien podríamos revisarlo de cara a lo que se viene.
Yo simplemente y antes de empezar, quería hacer este
reconocimiento porque si no, no estaríamos acá. Yo en lo particular lo tengo
que decir; también decir que muchos compañeros y compañeras que están
acá, con algunos nos conocemos o al menos nos conocemos la cara,
representamos a diferentes puntos del país y qué importante que más allá de
que el lugar sea el centro, que la extracción de cada uno de los que estamos
acá sea la periferia, cuán relevante vuelve a la palabra, al encuentro, a la
búsqueda de la verdad que sea la periferia quien pueda de alguna manera
incidir política, cultural, religiosamente; desde diferentes miradas a la
importancia de este encuentro que es Fratelli Tutti.
Lo primero que quiero decir es que Francisco es pueblo y que por lo tanto
trasciende y atraviesa a la comunidad nacional, y porque Francisco es pueblo
podemos volver a esta idea fundacional del peronismo, que es que solo el
pueblo salvará al pueblo, porque si lo pensamos desde ese lugar es mucho más
fácil transitar la etapa que se viene, no es de una idea mesiánica de que habrá
una persona, de las que estamos acá o quizás otras que no están acá, que
podrá salvar determinadas situaciones, instancias, objetivos, por qué no la
nación. Es, al contrario, esta idea de fuerza que nos permite de alguna manera
comunicar entre todos y todas a partir de esta idea de que solo el pueblo
salvará al pueblo. Me parece que quizás es uno de los hechos fundacionales de
pensarnos colectivamente y de abandonar esa idea, insisto, tan vertical en la
que a veces nos abrazamos de que tiene que suceder determinada cuestión
por determinado vértice para que algo cambie definitivamente. Creo que
mucho depende de nosotros y de nosotras y es por eso que quería traer esta
frase de que Francisco es pueblo y que es por eso que nos podemos abrazar
fuertemente en la esperanza de lo que viene.
También decirles que con Santiago habíamos tenido una charla, una
conversación, hace poco tiempo en nuestra provincia en el Chaco y agradecí
mucho su llegada, creo que eso abrió muchas puertas, sobre todo para
empezar a hacer otras cosas en la provincia; y algo que yo le decía y que me
parecía importante compartirlo en este día, en esta jornada, es que creo que
hace tiempo hay muchos compañeros y compañeras que estamos conmovidos
por la posibilidad de abrazar nuevamente la doctrina social de la iglesia, porque
nos parece importante realzar en términos categóricos lo doctrinario y que lo
ideológico no pase a un segundo plano, pero que no sea el todo y es por eso
que traje dos libros. El primero es el de ‘Recomenzar’, por supuesto, porque me
parece que este libro nos permite reconstruir la doctrina social de la iglesia desde
lo más práctico, desde lo más cotidiano y esto es fundamental, sin
perder el origen, sin perder lo histórico porque lo histórico también hace que
podamos trascender. También traje este segundo libro que es el de ‘La
comunidad organizada’, un libro fundacional de las bases de nuestro
movimiento, pero también un libro construido desde lo doctrinario, un libro
que nos permite darle movimiento a lo ideológico y por lo tanto, seguramente,
nos permite también empezar a unir desde otro lugar.
Y aunque parezca muchas veces, digo una cosa estrictamente conceptual, tiene
mucho más que ver con lo práctico. Algo de eso decía Fernanda Miño: todos
los que de alguna manera tenemos una base, una formación religiosa, cristiana,
seguramente podemos situarnos en lo espiritual, en lo que hacemos desde
nuestras prácticas, más puertas adentro de nuestra casa o, también puertas
adentro de la parroquia o del culto donde asistimos, pero también podemos
pensar que hacemos para afuera y es por eso que cuando la bandera que se
nos presentó a todos y todas fue la de la amistad social, la idea de hacer de la
amistad social una bandera, muchos de los que empezamos a pensarlo como
una posibilidad efectiva y cierta del abrazo con el otro nos empezamos a
entusiasmar en esta idea de si la bandera social o si la bandera, mejor dicho, es
la amistad social.
Esto quiere decir que la Fratelli Tutti puede ser el insumo, la base fundamental
de la unidad nacional. Si nosotros tenemos una bandera que es la de la amistad
social, la Fratelli Tutti puede ser la base, el programa, la plataforma para
discutir la unidad nacional; y suena muy grande pero tiene mucho más que ver
con lo cotidiano, insisto. Y esto de lo cotidiano tiene mucho que ver porque es
un equilibrio, entre lo cotidiano y lo patriótico. Conversábamos también en
esta idea de pensar si lo cotidiano tiene que ver expresamente con, quizás, la
rutina, la diaria, ¿qué se hace?, ¿qué no se hace?, digo, ¿por qué caemos al
barrio en determinado horario y por qué nos vamos en determinado horario? y
¿qué cosas hacemos y qué cosas no? y ¿con quienes hablamos y con quienes
no? Volver a lo cotidiano nos hace mucho bien porque en definitiva muchas
veces sacia esa sed. Quizás sea también ese hambre, no solamente el nuestro
sino el del otro, sino porque además también lo cotidiano guarda mucho de lo
patriótico; esto de repartir escarapelas me parece formidable. Esto de poder,
en definitiva, compartir y ¿por qué no muchas veces ir con una tarea de
repartir?, nos da la posibilidad efectiva de soñar con otros y de que otros
empiecen a soñar, y por lo tanto me parece fundamental que volvamos a
hablar de mística.
Siento que hay un discurso o una visión de la política que muchas veces intenta
penetrar hacia el corazón de nuestro proyecto de país y que intenta quitar de
discusión entre los temas principales a lo místico, a la fe y nos pone muchas
veces a discutir estrictamente los números, los programas, la ejecución, el qué
dirán, la evaluación y me parece que es importante que los que estamos
discutiendo desde acá empecemos a al menos incidir en ese sentido, poner en
debate, ¿hasta dónde podemos transformar el país sin mística?, ¿hasta dónde
podemos invitar a soñar a otros sin fe?
En función, de eso la Fratelli Tutti toma una relevancia total y definitiva porque
nos permite, insisto, volver a reconstruir los mejores valores y las mejores
prácticas desde una idea de la amistad social. Pienso específicamente en esta
idea de la amistad social como concepto fundamental de la Fratelli Tutti, pero
cuando pienso en la Fratelli Tutti también llego a una idea que la venimos
pensando hace tiempo y la venimos debatiendo, lo conversamos mucho entre
los compañeros y compañeras que son los alcances del “todos”. Digo, esto de
Tutti. ¿Cuánto de Tutti podemos poner en esta etapa?, ¿de cuánto nos vamos a
hacer cargo en esta próxima etapa? Porque creo que no se trata de un nosotros
multiplicado sino realmente de discutir un todos; de cómo hacemos para
construir un todos y no es una discusión estrictamente dialéctica o filosófica, es
una decisión política.
Tiene mucho que ver con la voluntad que le pongamos a la diaria, sobre todo
por esta idea de que el otro, ese otro que nosotros lo necesitamos para
construir el todo no está en la luz y no está en la oscuridad, ¿cómo hacemos
para salirnos de la comodidad de la luz y de la verdad y de los conceptos y de
las ideas con las que trabajamos? O tal vez de los sentimientos y las emociones
que experimentamos cotidianamente porque hay un regocijo, hay un
sentimiento muy profundo cuando empezamos, quizás, a asistir a un
merendero, a conversar con otro, a participar de una misa que a todos nos
hace bien, pero también digo; ¿Cuánto de lo que nos incomoda, de lo que
muchas veces nos sacude, nos interpela estamos experimentando
cotidianamente? ¿Cuántas veces ingresamos a la oscuridad para construir el
todos? Parece que esto es lo fundamental. Esto de buscar a los más pobres, a
los más rotos. Creo que es una de las cuestiones principales.
En lo personal lo viví con una de las sensaciones más profundas de esta última
etapa. Nosotros sancionamos en nuestra provincia una ley de personas en
situación de calle. Me ha tocado escribir esa ley, trabajar con los hogares.
Hicimos un trabajo muy pormenorizado y participaron los usuarios de los
dispositivos, justamente, de los MIRAME. La ley se llama MIRAME porque los
dispositivos para personas en situación de calle de nuestra provincia se llaman
MIRAME, y participaban personas que duermen cotidianamente ahí pero que
la gran parte del día la pasan en la calle; y muchas de estas personas nos decían
con un abrazo, con un sentimiento, con una emoción muy profunda que
sentían que otra vez el Estado los volvió a mirar, que alguien los volvió a mirar.
Y yo pensaba, ¿cuántos años han pasado para que esta gente no la mire nadie?
No se trata de que mire uno sino de que empecemos a mirar todos, los que
tenemos tareas cotidianas, transformadoras, desde ese lugar, políticas, pero no
solamente políticas, volvamos a revisar que miramos y que no miramos y creo
que mucho de lo que podemos pensar desde ahí, digo, está esto de lo
samaritano que da vueltas en cada uno de los discursos.
Bueno, quizás tiene que ver con eso, digo con meternos en la oscuridad y tratar
desde ahí de sacar a los que más lo necesitan, a las que más lo necesitan.
Siento que mucho de lo que estamos poniendo en debate y nos parece muy
esperanzador, esta idea de que no sea solamente una idea de pensar la amistad
social solamente desde una lógica del bienestar, sino también del movimiento,
¿por qué no de la disputa?, porque estamos en momentos donde hay mucho
en juego y a veces casi no nos damos cuenta. Nos han puesto hace muy poco
tiempo, desde la violencia en juego, y la verdad es que casi cinco días, diez días,
quince días después prácticamente seguimos con nuestras vidas cotidianas
como si no hubiese cosas en juego, que lo que está en juego, en definitiva,
parece más de los set televisivos que de lo que nos pasa a nosotros
cotidianamente y me parece que en algún punto está bueno que lo
empecemos a revisar, sobre todo porque es cierto que se ha construido una
idea o un sentido común que abraza mucho esta visión del orden, de cómo se
organiza mejor la sociedad, de qué puede proponer cada uno, casi como
escondiendo la idea de la paz y es importante que pensemos nuevamente que
la paz no se puede sembrar sobre la base de la injusticia, ni sobre la base de la
inequidad, ni sobre la base del centralismo. No se puede construir un país en
paz sin tierra, techo y trabajo. La base de la Paz tiene que ver con el pan y con
el vino y con la posibilidad efectiva de que muchos hermanos sientan
nuevamente que son parte de la patria y que la patria los contiene y los abraza,
y me parece que esto es fundamental. El mercado no va a traer la paz, la
democracia sí y es fundamental que desde esa visión nos podamos abrazar
nuevamente porque estamos todos en este lugar seguramente muy esperanzados por
lo que viene y también con muchísimas ganas de aportar a la
construcción de un pueblo democrático inspirado en la espiritualidad de
Francisco, de un pueblo democrático que nos permite abrevar desde las
múltiples visiones que tenemos de la Argentina en una sola visión de para
dónde debe caminar, para darle fuerza, para darle contenido, para pensar en la
necesidad otra vez de refundar la patria, de recomenzar la Argentina.
Me parece que esto es lo fundamental y quizás gran parte de esta tarea tiene
que ver con los programas, con las visiones, con los planes, con los acuerdos,
con las alianzas. Está Fernanda Miño, Gabriel Katopodis y me ayudan a pensar
que hay mucho de lo nuestro, de lo mejor de lo nuestro para empezar a
discutirlo, pero también hay muchos y muchas que quieren ser parte de esa
discusión; “faltan otros” decía Francisco cuando veía la foto con el Diego.
Busquemos a los que faltan, pensemos cuántas veces nos golpean la puerta de
nuestras casas, de nuestras unidades básicas, de nuestras iglesias y no
podemos abrir porque no tenemos el oído atento o porque dejamos pasar
oportunidades muchas, múltiples, de que esos otros realmente sean parte de
lo que falta y de lo que tenemos que realmente recibir.
Quiero cerrar solamente con esto, lo compartimos con Santiago y con Néstor,
una vez reflexionamos muy brevemente sobre el nacimiento de Jesús y le decía
que entre Jerusalén y Belén hay aproximadamente 10 kilómetros; Néstor dice
que un poco más porque conoce y en ese tránsito de los 10 km que fueron los
que caminaron María y José para el nacimiento de Jesús golpearon todos los
hogares que tuvieron cerca y en todos los hogares fueron rechazados; y si uno
piensa en ese matrimonio joven y pobre, seguramente por su imagen, hasta
por lo que significaba que sea de noche, muchos dejaron pasar y muchos le
dijeron que no tenían ni siquiera un poco de lugar y Jesús nace prácticamente
en la calle o en un lugar que quizás no era el mejor y es la figura que muchas
veces nos hermana y nos encuentra porque, ¿cuántas veces han golpeado
nuestras puertas, cuántas veces golpean nuestras puertas para ser parte o para
nacer y nosotros lo dejamos pasar? Es ésta quizás la reflexión superior a la que
nos invita nuestro Papa Francisco cuando nos dice esta idea del buen
Samaritano. Me parece que estamos por eso y para ponernos la patria al
hombro. Gracias, compañeros y compañeras por el espacio y espero tengamos
una jornada fructífera para todos y todas.
Fuente https://www.factorfrancisco.org/