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Mayor Bernardo Alberte

Por Pablo A. Vázquez*

Marzo 20, 2021

Figura casi desconocida por las jóvenes generaciones militantes, el mayor Bernardo Alberte
fue clave en la resistencia peronista como delegado de Perón en el exilio y nexo con las
organizaciones militantes que conformarían la Tendencia Revolucionaria, previa a la
aparición de Montoneros.

Su memoria es recuperada por Roberto Baschetti, Miguel Bonasso, Martín García, Eduardo
Gurucharri – autor de la biografía sobre Alberte -, y, sobre todo, por su hijo Bernardo
Alberte (h), entre otros.
Nacido en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, el 17 de noviembre de 1918, hizo
carrera en el ejército argentino, plegándose al proyecto político del coronel Juan Domingo
Perón, al punto que intentó sublevar la Escuela de Infantería en Campo de Mayo cuando
Perón es arrestado. Eso le valió la detención y expulsión del arma. La llegada de Perón a la
presidencia posibilito que Alberte fuese reincorporado, sirviendo como edecán presidencial
desde 1954 y logrando su ascenso a Mayor.
Los sucesos de 1955 lo encuentran leal al gobierno constitucional, lo que le vale ser llevado
a la penitenciaría de Ushuaia por algunos meses. Al recuperar su libertad se exilia en Brasil,
pero sigue de cerca los movimientos de Valle y la resistencia peronista, al tiempo que inicia
la relación epistolar con Perón, brindándole detallados informes del momento político. En
abril de 1958 John William Cooke, delegado personal de Perón, busca contactarse con
políticos brasileños afines al justicialismo y con la colonia de exiliados peronistas, entre los
que está Alberte.
Al volver a su país en 1959 profundiza la unión con la resistencia peronista al relacionarse
con Julio Troxler, sobreviviente de la masacre de José León Suarez de 1956, y Gustavo
Rearte, referente de la Juventud Peronista y del Movimiento Revolucionario Peronista.
También se relacionó con el Dr. Julio César Urien y la Logia ANAEL, conociendo al
impresor de la obra de Urien, un ignoto José López Rega, que luego entornará a Perón, a
Isabel y será el gran enemigo del mayor Alberte.
En 1967 Perón lo nombró delegado personal y secretario general del movimiento nacional
justicialista, desarrollando su actividad en representación del líder exiliado, junto a

dirigentes sindicales, como Lorenzo Pepe, Julio Guillán y Jorge Di Pascuale, y referentes
de la rama femenina y de la juventud, en plena dictadura del general Juan Carlos Onganía.
El apoyo dado por Alberte a la creación de la CGT de los Argentinos y las críticas que
sufrió por diversos sectores del peronismo lo obligan a renunciar a su cargo en marzo de
1968, pero seguirá su relación epistolar con el General.
Para 1969 impulsará la Tendencia Revolucionaria del Peronismo, expresada en la revista
Con Todo, de efímera existencia – pero que se puede consultar digitalizada en el sitio web
de Ruinas Digitales – , y dará su apoyo a la acción armada llevada adelante en Taco Ralo
por parte de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), conducidas por Envar “Cacho” El
Kadri.
En la revista Cristianismo y Revolución n° 12, de marzo de 1969, salió en tapa y declarando
que “Ongaro y la CGT de los Argentinos están siempre vigentes puesto que su espíritu ha
trascendido a las masas, transformado en una nueva expresión de fe”, restándole
representatividad a los gremialistas que se entrevistaron con Onganía, planteando que la
postura de Paladino – nuevo delegado de Perón – planteando elecciones “es ingenua” y que
no acepta el decreto de Onganía de “reincorporación de los militares peronistas” que
excluye a Perón.
También señaló que “cada etapa de la guerra tiene su ideología. En esta etapa el
Peronismo Revolucionario tendrá que librar paralelamente a la que lleva el signo violento
del combate otra guerra de desenlace simultáneo, la que se libra en el terreno de la
doctrina y de la política ideológica. Por eso hacen falta los periódicos y por eso salimos
(Con Todo)”.
Afirmó que “Camilo Torres y el Che Guevara se alzaron en armas guiados,
aparentemente, por dos ideologías diferentes… para defender a las masas indefensas de
los agresores injustos… Su lucha la inspiraron el anhelo de justicia, el amor al prójimo, la
redención social. Buscaron a Cristo donde primordialmente debe buscárselo, en los
prójimos más desvalidos. Y por esto merecen además el título de héroes cristianos”. Y
cerró sentenciando: “La guerra ahora es interna, contra los pueblos que se resisten a la
explotación, no es más contra os países o naciones. Nosotros tenemos derecho pues a
prepararnos, a defendernos contra esa guerra que se pretende llevar contra nosotros”

Le siguió, en dicha publicación, el documento presentado por la Tendencia Revolucionaria
del peronismo en el Congreso de Córdoba efectuado por el movimiento – rescatado por
Roberto Baschetti en Documentos de la Resistencia Peronista 1955 – 1970 (1988) y por
Edurdo Gurucharri en Un militar entre obreros y guerrilleros (2001) – donde Alberte
radicaliza su postura frente a la situación política imperante.
El triunfo de Cámpora le permitió reincorporarse al ejército con el grado de teniente
coronel. Tras la muerte de Perón denuncia que la Triple A lo acosa e intenta secuestrarlo, al
tiempo que varios de sus compañeros son asesinados por la banda de López Rega. Impulsor
de la Corriente Peronista 26 de Julio, ve como en 1975, a pesar de haberse alejado López
Rega, las AAA sigue operativa, denunciándolo por igual junto al intento de golpe del
brigadier Capellini de diciembre de ese año.
El fatídico 1976 lo encuentra tratando de dialogar con el almirante Emilio Eduardo
Massera, sin encontrar respuesta, denunciando el asesinato de Máximo Altieri, militante de
la Corriente Peronista 26 de Julio, y redactando una carta al jefe del ejército general Jorge
Rafael Videla el 24 de marzo. En esa sangrienta fecha, a pocos minutos del golpe cívico
militar de derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Perón, un comando militar
irrumpió en su departamento, arrojándolo al vacío desde un sexto piso.
Recién en el 2003, durante el gobierno de Néstor Kirchner, se reabrió el caso y en el 2006
fue ascendido post mortem al grado de coronel.
Ejemplo de luchador y militante, frente a la naciente dictadura del 24 de marzo de 1976,
pago con su vida por el hecho de ser peronista de ley y militar sanmartiniano, buscando que
sea un ejemplo para atemorizar a quienes buscasen resistir a los militares, pero terminaron
convirtiéndolo en un mártir digno de respeto y admiración, un hombre de carne y hueso
insobornable y recto hasta el final.

*Politólogo; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas.
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