Los estrategas del mal
Foto AFP
Por Gustavo Rosa
«Ningún país merece tanto engaño publicitario, tanta demagogia, tanta manipulación. Ningún pueblo debe aceptar todo esto, salvo que todos sus integrantes se hayan convertido en zombis».
Todavía retumba el eco de las palabras de Macri en el homenaje a la bandera. El escenario fue un club de barrio del sur de Rosario, con público reducido y cautivo, la intendenta Mónica Fein aterrada por lo que estaba escuchando y la ministra Bullrich disimulando con su sonrisa etílica las ganas de reprimir a los chicos que correteaban por ahí. Lejos del Monumento, el buen Mauricio no calificó de emprendedor a Belgrano, deangustiado ni nada, porque no habló de él. Cansado de sus papelones históricos, decidió hacer uno novedoso y atado a una coyuntura que sólo él afirma ver. Más que atado, enredado en esa modulación amodorrada que ya ni las vocales incluye. Infundado, porque trató de explicar la actual crisis echando la culpa a los camioneros. Y sobre todo vergonzante, porque parecía más un vecino chamuyero que el presidente que nunca podrá ser.
Ya sabemos que nada bueno o brillante se puede esperar de él porque no es ni una cosa ni la otra. Apenas un impresentable angurriento que está ahí porque es lo único que el establishment consiguió para desequilibrar la balanza a su favor. Si no fuera por el blindaje de los medios cómplices, a los pocos meses de asumir habría abandonado el inmerecido cargo que usurpa. A punto de terminar su mandato, acumula yerros y tropelías suficientes para voltear cinco gobiernos de un plumazo a fuerza de calles pobladas. La paciencia que el discurso dominante inyectó en la población deberá ser estudiada en el futuro para desterrar tan malsanas tretas de marketing. Ningún país merece tanto engaño publicitario, tanta demagogia, tanta manipulación. Ningún pueblo debe aceptar todo esto, salvo que todos sus integrantes se hayan convertido en zombis.
Con muy poco esfuerzo se puede comprender que si denuncia mafias esporque no quiere competencia, si acusa de corrupción es para ocultar la propia, si habla de tormentas es porque está desatando una. No hace falta tener una mollera luminosa para descubrir que las cosas no salieron mal, sino que las quería así. En la decadencia creciente que lleva adelante, los padecientes aceptarán cualquier cosa antes que seguir padeciendo la angustia de no tener nada. El deterioro es el plan y hasta no hace mucho, tuvo poca resistencia. Aunque con altibajos, las encuestas señalan el rechazo a esta gestión nefasta. Pronto serán las urnas las que lo confirmen.
Desde siempre nos gobiernan
Aunque parezca un oxímoron, Ellos iluminan con su oscuridad. La vice Michetti es una experta para eso. En territorio amigable despliega sus incoherencias como pez en el agua. “Si perdemos –esputó sin pudor- no sólo es culpa nuestra, es un problema de la sociedad”. Hace tres años y medio que estamos perdiendo y por eso es un problema de la sociedad. El problema es haber puesto a alguien como ella –y todos- en un cargo tan importante. Al referirse a la inflación, aclaró que “no todo es culpa nuestra, es como una enfermedad muy rara en el siglo XXI”. Y con un cinismo que abruma, agregó que hicieron “grandes cambios, pero bueno,quedó tapado por el tema de la inflación”. Lo que finge no entender es que “esos grandes cambios” fueron los generadores de la inflación que Macri prometió “bajar en dos minutos”.
Si la inflación se duplicó es porque quintuplicaron el valor del dólar, incrementaron las tarifas en más de un 3000 por ciento y nos endeudaron por décadas. Si la leche y el pan se han convertido en lujo es porque liberaron las exportaciones a la medida de los agrogarcas. Si nos cobran lo que quieren por los productos más cotidianos es porque desde La Rosada SA alientan la concentración de la economía y la estafa consecuente. Todas las medidas que tomaron sólo sirvieron para aniquilar la producción; por eso cerraron miles de pymes y comercios. Para llevar el salario del primer lugar en la región hasta el último provocaron un desempleo superior al diez por ciento. Además, degradaron a los jubilados confórmulas perniciosas de incremento en sus haberes y reducción de medicamentos gratuitos. Con todo esto y mucho más condenan a millones a la pobreza y la indigencia. La vice Michetti tiene razón: hicieron grandes cambios pero no hay manera de tomarlos como buenos.
Y menos aun cuando han desatado la violencia policial a niveles nunca vistos en democracia: una bestia que será muy difícil de domesticar. La muerte de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel tiene como ejecutores a uniformadosreivindicados por la temible ministra Bullrich, la principal patotera de esta banda mafiosa. Insaciables, felicitan y premian a los ejecutores de gatillo fácil. Las fuerzas de seguridad están tan desbocadas que asesinan inocentes en muchos rincones del país. La reducción de las partidas presupuestarias ha convertido la violencia de género en fotografías cotidianas. Y esta señora de la silla de ruedas viene a ponderar los grandes cambios que han realizado.
Los amarillos se excitan con las muertes, por eso Macri accedió a la Jefaturaporteña montado en el incendio de Cromañón y después a la presidencia en el accidente ferroviario de Once: a pesar de que los frenos de la locomotora funcionaban, condenaron a funcionarios y empresarios para alimentar la campaña. Tanto es así que ahora premian a la madre de una de las víctimas –la más activa en la exigencia de una justicia vengativa– con una candidatura a diputada. En cambio, el hundimiento del submarino ARA San Juan con sus 44 tripulantes, resultado de la inoperancia, la desidia y el desprecio, está sumergido en el silencio cómplice de los medios y la lentitud inaceptable de la Justicia.
“Este es el camino” dice el farsante con banda presidencial: regalar bienes de todos, rematar nuestros recursos naturales, blanquear evasiones y facilitar la fuga de capitales; resguardar once mil kilos de oro en la cueva de los piratas que usurparon las Islas Malvinas; idolatrar a los presidentes buitres del Imperio; sonreír a los usureros que nos están vaciando; tejer una red de espionaje y extorsión para perseguir opositores y simular que luchan contra la corrupción que –salvo en casos aislados y minúsculos- no han podido demostrar.
El latiguillo “hacemos lo que hay que hacer” es una confesión de que son los autores de este despojo. En los spots televisivos se ufanan de obras que hicieron otros y las pocas que los tienen como artífices las ejecutaron mal y a precios monstruosos: puentes que se derrumban, trochas por las que no puede pasar un vagón y túneles donde dos camiones se atoran. Los frescos locutores anuncian planes asistenciales que no asisten a nadie y relatan maravillas que deben ocurrir en otra dimensión. Los parques eólicos –un negoción presidencial- son presentados como una solución a los problemas generados por la avaricia de los empresarios amigos y testaferros delbuen Mauricio. Tan expertos son en la distribución de la energía que provocaron un apagón histórico que afectó a todo el país y alrededores.
A pesar de todo, estos facinerosos siguen atrincherados en Balcarce 50, pergeñando más daños para los próximos cuatro años porque, aunque pierdan las elecciones, seguirán gobernando el país como han hecho siempre. Alguna vez tenemos que deshacernos de estos succionadores de sueños.
24 jun 2019
Fuente Apuntes Discontinuos

