Liberación o dependencia
Por Alejandro Ippolito
Es sabido – y más que comprobado – que a el gobierno actual le incomodan los patriotas.
El recuerdo de aquellos que pensaron un país libre y soberano, sin rendiciones ante los
imperios del mundo ni la inclinación sumisa ante reyes carroñeros, les provoca un resquemor
que los confronta con su esencia de abyectos mercenarios.
Los miembros del “mejor equipo de los últimos 50 años” no han hecho otra cosa que
desguazar el país y endeudarlo de forma descomunal poniendo los recursos naturales como
garantía de pago. Han protagonizado actos vergonzosos de obsecuencia y servilismo ante un
monarca decadente al que le pidieron disculpas por las molestias ocasionadas y se hizo
referencia a la “angustia” que según Macri, sintieron los próceres de la gesta libertadora por
tener que enfrentar a los piratas españoles de aquellos tiempos. Incluso, en un episodio
lamentable y degradante, se los hizo desfilar a los granaderos del General San Martín con la
bandera española como estandarte, cuando recibimos la visita de otro burro que llegó a
presidente, pero de España en este caso, Mariano Rajoy en el año 2018.
No conformes con estas muestras evidentes de una política de Estado que incluye la entrega
del país a los intereses foráneos y la ausencia de reclamos por cuestiones sensibles de
soberanía, como es el caso de las Islas Malvinas, en el año 2017 habían sentado un precedente
que demuestra lo poco que les importa cualquier cuestión que refiera a la memoria del
proceso de independencia, que no es solo una cuestión de ignorancia sino una profunda
convicción de que “abrirse al mundo” es mostrarse de rodillas y dispuestos al saqueo de las
coronas por las que sienten la admiración que no les prodigan a los héroes de nuestra tierra.
En el acto del 25 de Mayo de 2017 este fue el bochornoso error que cometieron con el cartel
del palco principal:
“Un verdadero papelón. A la vista de todos y en medio del desfile por el 207° aniversario de la
Revolución de Mayo, la bandera de fondo que ocupaba el palco oficial, desde el que
funcionarios y del Gobierno y miembros de las fuerzas armadas miraban el desfile militar,
rezaba una inscripción errada: «1816-2017».
«Ese es un cartel, un banner que había por ahí que alguien metió la pata», sostuvo el ministro
de Defensa, que manifestó en el programa radial Toma y Daca que se trató de un «error
histórico grave» al confundir el año de la Declaración de la Independencia con el de la
Revolución de Mayo.” (FiloNews)
Y como para cerrar este muestrario de bajezas morales e intelectuales, que ponen de
manifiesto el desprecio por la patria de Macri y sus secuaces, nos reservamos un episodio
particular en el que el presidente se reunió con los Granaderos a compartir un asado y, de
paso, impartir algunas enseñanzas sobre historia argentina. En aquella ocasión se refirió a un
curioso hecho de connotaciones espiritistas cuando señaló que a los restos de San Martín
fallecido en 1850 los había repatriado Rivadavia (que había muerto en 1845). Quizás el bueno
de Bernardino, para aliviar su alma atormentada por las traiciones cometidas en contra de su
patria, regresó de la muerte para recibir personalmente – o fantasmalmente – los restos de
San Martín que jamás soñó que su lucha sería tan bastardeada en el futuro por un gobierno de
salvajes.
“Mauricio Macri compartió un asado con efectivos del Regimiento de Granaderos a Caballo,
por cumplirse el 206° aniversario de la creación de ese cuerpo militar. En ese contexto, el
mandatario entre anécdotas sostuvo: “Cuando los trajo Rivadavia de vuelta los restos de San
Martín, eran solo siete los que aparecieron solos con el uniforme a cuidarlo toda la
noche”. «Lo leí porque me dió curiosidad, cuando los trajo Rivadavia de vuelta los restos de
San Martín, eran solo siete los que aparecieron con el uniforme a cuidarlo toda la noche»
sostiene el Presidente, haciendo referencia a que, cuando los restos fueron repatriados a la
Catedral Metropolitana, siete granaderos se presentaron con sus uniformes de combate, por
su propia voluntad, y escoltaron el cuerpo hacia la Catedral.” (Perfil)
Se ve que leer no es lo de él.
Pero más allá de toda esta barbarie, desplegada como una forma de exponer que les resulta
inevitable mostrarse desconectados tanto de la realidad de millones de argentinos en la
actualidad como de los hechos sobresalientes de nuestra historia , lo importante es que “el sol
del 25” sigue asomando al igual que aquel 25 de Mayo de 2003 cuando otro patriota, más
moderno pero con la misma pasión por nuestro suelo, como fue Néstor Kirchner, asumió el
compromiso frente al pueblo de no dejar sus convicciones en la puerta de entrada de la Casa
de Gobierno. Ese día nos invitó a compartir un sueño y aceptamos con desbordante felicidad.
Ayer, ese sol asomó de nuevo, se mostró con todo su esplendor y nos entibió el alma,
rasguñada en estos años por los buitres de afuera y de adentro. Y volvimos a agitar las
banderas – la nuestra y no la de España – con orgullo y esperanza, porque desde un escenario
en Merlo nos hablaron de volver mejores, de salir una vez más del laberinto donde nos
metimos por descuido y desmemoria y nos mostraron un camino hacia el futuro sin dolor y
con grandeza, con proyectos, con trabajo e inclusión.
Ayer, finalmente, San Martín y todos nuestros héroes del pasado, se sintieron menos heridos y
un poco más cuidados.
¡Viva nuestro pueblo, viva nuestra historia y viva la PATRIA!







