La Escuela Superior Peronista -Curso de Introducción a la Conducción…

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…Política Peronista.

Por Antonio Rougier

Diciembre 2, 2022

PARTE II
LA MÉDULA MISMA DE TODA LA PARTE DE LA CONDUCCIÓN.
6.- LA CONDUCCIÓN, PARTE TEÓRICA:
EL CONDUCTOR, LA TEORÍA, LAS FORMAS DE EJECUCIÓN
II.- LA PERSONALIDAD DEL CONDUCTOR

6.1.7.- El conductor, su alcance y definición.
a.- La conducción está al alcance de todos.
Algunos dicen que los conductores solamente nacen; que no se hacen.
Es cierto que los conductores de excepción nacen y no se hacen; pero también es cierto que al
genio de muchos conductores se puede llegar por el método.
El genio, en el fondo, es trabajo en gran parte. La conducción está al alcance de todos los
hombres y mujeres, y sostener lo contrario sería sostener una escuela negativa.
El hombre y la mujer se capacitan para la conducción, en distintos grados, pero se capacitan.
Luego, la conducción se puede alcanzar; uno se puede capacitar; no aprender, que no es el
término exacto, sino capacitar, porque presupone la educación del alma y la educación
intelectual.

b.- Capacitación del conductor.
La conducción puede ser objeto de capacitación. Se obtiene y se alcanza, en los
sistemáticos, quizá por un sistema muy malo. Los hombres y las mujeres de criterio, por el
ejercicio permanente de su capacidad intelectual, impulsada por los factores morales, pueden
llegar a ser un día conductores, sin necesidad de nacer genios.
El genio no se ha podido explicar sino de una manera: es lo inexplicable; lo que el hombre o la
mujer no puede explicar, lo llama genio. Pero siempre hay un proceso por la inteligencia del
hombre o de la mujer, que emplea sus valores en forma bien equilibrada y compensada.

c.- El conductor perfecto: definición napoleónica.
Napoleón definía así al genio: representando los valores morales por las coordenadas verticales
y los valores intelectuales por la base, el genio es aquel que tiene una base igual a su
coordenada; es decir, un hombre o una mujer que tiene repartidos muy armoniosamente sus
valores morales y sus valores intelectuales, o sea, que es capaz de concebir bien y que tiene
fuerza suficiente para ejecutar bien.
Esa era la definición que Napoleón daba del hombre y la mujer perfectos para la conducción. El
conductor necesita tener valores intelectuales, como capacidad, criterio, método, espíritu
creador; en fin, un sinnúmero de condiciones que voy a tratar de enumerar a continuación.

6.1.8.- Valores espirituales del conductor.
En cuanto a los valores espirituales del conductor, lo que puede afirmarse en este
sentido es que un conductor puede carecer de preparación, pero no puede carecer de
valores morales.
Si carece de valores morales, no es un conductor, porque los valores morales, en el
conductor, están por sobre los intelectuales, porque en la acción la realización está
siempre por sobre la concepción.
Muchas veces una mala concepción realizada sistemáticamente y tenazmente llega a un
buen resultado, pero una buena concepción con una mala realización no llega nunca a
nada.
Esa es la razón por la cual, en el hombre o mujer de arte y en el conductor, la acción está
siempre por sobre la concepción. Puede tener carencias intelectuales, pero lo que no
puede tener son carencias morales, porque sin valores morales no hay conductor.

Nota: Perón nombra solamente en este apartado a “los valores espirituales” para enumerar
enseguida “los valores morales” y “los valores intelectuales” pues quiere hacer referencia
especial a estos últimos.
Por tratarse de temas a los que le atribuye tanta importancia, como veremos a continuación,
quiero agregar algunas aclaraciones que espero ayuden a la comprensión.

VALOR: Viene del latín “valere” lo que significa “ser fuerte”.
Se trata de una cualidad, propiedad o característica que se le asigna a las cosas, personas o
hechos que puede ser positiva o negativa. Posee diferentes tipos de conceptos dependiendo del
área en el que sea usada esta palabra.

VALORES: Se entiende como valores al conjunto de principios socialmente definidos que guían
la conducta de los seres humanos, en aras de que puedan alcanzar la llamada realización
personal.

ESCALA DE VALORES: La escala de valores es un concepto que se utiliza para medir los
valores internos que cada ser humano tiene. Cada persona tiene como su palabra lo dice una
escala en donde unos valores tienen más peso o prioridad que otros.

VALORES ESPIRITUALES: Los denominados valores espirituales son aquellos principios que
mediante su práctica permite a los seres humanos tener una relación con Dios o con otras
deidades. En un sentido más específico estos valores posibilitan a cada individuo mantener una
relación Dios–hombre, alimentada a partir de la creencia de cada individuo en cuanto a su
creación y sus prácticas. Los valores espirituales van desarrollando al hombre y a la mujer a lo
largo de su vida y le brindan un valor interior que puede generar o influir en los valores morales;
dado que estos significan las buenas costumbres y la moralidad de una cultura.
Los valores espirituales más significativos son: la fe, la esperanza y el amor.

Perón los reconoce de esta manera:
Privan los valores espirituales.

“Y por eso, cuando tratamos de los conductores, empezamos por decir que los valores
espirituales son los que privan en el conductor. El conductor que no posea los valores
espirituales necesarios será contraproducente y negativo para el movimiento de la conducción
general”. (Conducción Política)
“Nuestra Revolución, que está en marcha, se cohesiona detrás de cosas demasiado sagradas
para sucumbir. Nuestros emblemas son: Dios, la Patria y la Justicia Social. A Dios lo seguimos a
través de las palabras del Divino Maestro, haciendo que los hombres y mujeres amen a su
prójimo como a sí mismos; que todos los argentinos se unan detrás de ese amor, porque lo
único que construye es el amor” (El Movimiento Peronista). Para ampliar:
http://www.peronistakirchnerista.com/doc/tema.5.3.valoresespirituales.pdf

LOS VALORES MORALES corresponden a las acciones o comportamientos correctos o
incorrectos, permiten diferenciar el bien del mal, de lo que se debe y lo que no, lo justo de lo
injusto; por ende, se puede decir que los valores involucran nuestros sentimientos y emociones;
como por ejemplo cuando amamos o valoramos el amor aborrecemos el odio, o cuando
estamos de acuerdo con la paz, no deberíamos estarlo con la guerra, y cuando valoramos la
libertad no somos partidarios de la esclavitud. Cada individuo debería identificar sus valores, y al
hacerlo se dará cuenta de lo que realmente es importante para él.
Los valores morales son aquellas virtudes personales que existen en cada persona, estos
valores definen a todo ser humano. Su esencia y su día a día van a depender de qué valores
morales aplique en cada aspecto de su vida.
La verdad, la responsabilidad, la tolerancia son algunos de los valores que cada humano tiene la
libre opción de añadir a su vida.

VALORES INTELECTUALES: Permiten apreciar la verdad y el conocimiento para que sus
acciones vayan con sus principios y los de la sociedad.
Fin Objetivo: la verdad
Fin Subjetivo: la sabiduría
Actividades: la abstracción y la construcción
Preponderancia: la razón

6.1.9.- Los valores morales del conductor.
a.- El conductor debe tener fe en sí mismo y un optimismo muy grande.
¿Cuáles son esos valores morales? Son muchos. En primer término, yo creo que el conductor
debe sentirse apoyado por una fuerza superior, vale decir, que debe tener una fe en sí mismo y
un optimismo muy grande. Eso solamente lo impulsa a las grandes acciones, porque los
conductores no se empeñan nunca en pequeñas acciones porque éstas no dan resultado de
importancia.

b.- El conductor siempre selecciona las acciones y se decide por las grandes.
El conductor es siempre un hombre o una mujer que selecciona las acciones y se decide por las
grandes, por aquellas que para emprenderlas hay que tener la suficiente fuerza de voluntad, que
nace de la fe en sí mismo y del optimismo que lleve dentro de sí.
Los pesimistas, generalmente, cuando se han puesto en marcha se anulan a sí mismos y se
vuelven a la mitad del camino.

c.- Conviene que el conductor sea capaz de jugarse todo a una carta.
Conviene que el conductor también sea capaz de jugarse todo a una carta, pues aquel que
quiere exponer poco no va a llegar a ganar mucho: Solamente con los grandes riesgos es como
se obtienen grandes éxitos.
Y por esa razón, el carácter de cada conductor es la fuerza motriz fundamental.
Hay hombres y mujeres que sostienen la teoría de que para no sufrir grandes reveses es
menester no exponerse mucho. Esos no llegan nunca a ninguna parte. Hay otros que no quieren
exponer nada, y ésos no hacen nada tampoco. Es decir que en la conducción se eligen los más
grandes objetivos y con decisión, con fe en sí mismo y con optimismo.

d.- Debe crearse “el deber de vencer” acompañado con abnegación.
Debe crearse lo que yo llamo el deber de vencer, que va acompañado con la abnegación del
individuo.
El deber de vencer es indispensable en la conducción.
Aquel conductor que no sienta el deber de vencer, difícilmente va a vencer en ninguna acción.
Vale decir, que es un hombre o una mujer decididos a vencer.
Si no vencen, debe saber soportar virilmente los golpes del destino.
Es lo único que le podemos dar como compensación al haber sido derrotado. Por eso ha de
jugarse cada conductor, en cada una de las grandes acciones que él realiza.
No quiere decir esto que va a jugar todos los días, sino que bastará que lo haga una vez y con
suerte.
Para establecerse el deber de vencer no basta solamente la abnegación.
Esa es la escuela de los estoicos, que a veces da buen resultado.
Es una escuela moral, pero no es la escuela del conductor.

e.- El conductor debe tener carácter, energía y tenacidad.
Es necesario tener el carácter, la energía y la tenacidad para cumplir el deber de vencer. Esa es
la escuela del conductor.
No es tampoco un hombre o una mujer que se confía a la fuerza ciega de la suerte. No; él hace
su éxito, y lo hace con el carácter, con la energía y con la tenacidad.
Por eso el conductor es, por sobre todas las demás cosas, un luchador.
Por inteligente, sabio y bueno que sea, si no lucha para alcanzar lo que se propone, no llegará
nunca a ser un conductor.

f.- El conductor trabaja para los demás.
Quiere decir que esta complicada personalidad del conductor presupone muchas cosas que son
muy difíciles de cumplir.
Es indudable que el conductor debe saber, en política, que él trabaja para los demás.
En esto, como dijo recién la señora, hay dos clases de hombres y mujeres: aquellos que
trabajan para sí mismos y los que trabajan para los demás.
El conductor que trabaja para sí mismo no irá lejos.
El conductor siempre trabaja para los demás, jamás para él.
Porque si él se obsesiona con su conveniencia, abandona la conveniencia de los demás, y
cuando ha abandonado la conveniencia de los demás, falta poco tiempo para que los demás lo
abandonen a él.

g.- Humildad y desprendimiento, con alta dosis de espíritu de sacrificio.
Por esa razón son dos las condiciones fundamentales del conductor: su humildad para hacerse
perdonar por los demás lo que no hace por ellos; y su desprendimiento, para no verse nunca
tentado a trabajar para sí.
Estas condiciones, que parece que no tuvieran importancia, la tienen –y extraordinaria– en el
conductor político.
No ocurre lo mismo en un conductor militar, para quien son secundarias.
En el conductor político esto es quizá lo más fundamental.
Es natural que para esto también se necesite una alta dosis de espíritu de sacrificio, porque en
esto se es siempre protector, nunca protegido.
Por lo tanto, puesto en la tarea de hacer por los demás y proteger a los demás, uno tiene que
soportar también los golpes que vienen dirigidos a los demás, con estoicismo y resignación.
A eso llamo yo espíritu de sacrificio.
En el próximo encuentro seguiremos compartiendo los valores morales que nos pide Perón.

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