LA ESCUELA SUPERIOR PERONISTA – CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA …

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… CONDUCCIÓN POLÍTICA PERONISTA.

Por Antonio Rougier

Mayo 5, 2023

CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA CONDUCCIÓN

BOLILLA SIETE
“LA CONDUCCIÓN APLICADA”
CAPÍTULO X DE LA EDICIÓN DE 1974

Nota: Seguimos compartiendo estas extraordinarias sugerencias y recomendaciones de Perón dirigidas fundamentalmente a militantes y dirigentes.

D.- FORMAR UN MOVIMIENTO DE CONJUNTO CON DOCTRINA, MENTALIDAD Y MODALIDAD
PERONISTAS.

a.- Preparación paulatina de un movimiento de conjunto.
Muchos dirán: ¿y por qué no lo hicimos antes?
Bueno; no lo hemos hecho antes porque para tener un guiso de liebre lo primero que hay que tener es la liebre.
Buscamos tener un partido: hoy ya tenemos un partido.
Las grandes corrientes están ya organizadas.
Estamos formando las escuelas para ir capacitando y uniformando el criterio de nuestros conductores para que todos
lleguemos a ver las cosas de una misma manera, apreciarlas y resolverlas de una misma manera.
Llegará así a formarse un inmenso movimiento de conjunto, que formará la aplanadora de que tantas veces hemos
hablado.
Sin esa aplanadora no vamos a ir lejos en política.
Vamos a pelear entre nosotros, vamos a discutir las cosas.

b.- Estamos elaborando una doctrina única: doctrina, mentalidad y modalidad peronistas.
Hemos tratado de crear una doctrina única, ahora creamos una mentalidad y una modalidad única: una mentalidad
peronista que nos impulse a una modalidad peronista.
Cuando hayamos conseguido eso mediante la dispersión y la preparación de nuestra dirección, el movimiento peronista
tendrá una forma casi mecánica en su marcha, es decir, marchará solo.
El gran impulso, pues, se lo darán los dirigentes que se destaquen con su inteligencia y su capacidad.
Porque esto es una entidad que marcha sola; que ya puede marchar sola, que no hay que llevarla de la mano o del
brazo, porque cuando se la larga se cae.
No; marcha sola. Lo primero que había que hacer era hacerla marchar sola. Ya está marchando sola.
Ya le podemos decir la dirección en que va a marchar en forma completa.
Y después podrá correr…

c.- Educación y organización del pueblo.
Pero primero hay que enseñarle a pararse; después a caminar; después a correr despacio, y después correrá ligero.
Todo esto está en la educación, en la organización del pueblo.
Es decir, convertir esa masa inorgánica en masas orgánicas y organizadas: convertir la masa en pueblo consciente
de sus derechos y de sus deberes.
Y que los defienda: que los defienda inteligentemente y sin violencia.
No hay necesidad de violencia de ninguna naturaleza.
La persuasión vale mucho más que la violencia en el trabajo del pueblo; y la conducción tiene esa finalidad: llevar a
todo el pueblo la persuasión.
Cuando llegue la persuasión, la violencia será una fuerza insignificante al lado de la que la persuasión representa.
Esa persuasión ha de llegar a todos los límites a que debe llegar dentro del pueblo.
En otras palabras, como decían antes, hay que educar al soberano, pero hay que educarlo de verdad.

d.- El peronismo inició la conducción científica.
Señores: todo esto que nosotros hemos iniciado un poco apresuradamente, aprovechando el tiempo y fijando las
primeras ideas, está dando nacimiento a toda una corriente intelectual dentro de nuestra conducción.
En otras palabras, nosotros queremos terminar con el panorama de la conducción de amateurs que se ha hecho
siempre o de caudillos o caciques que se ha utilizado en la política argentina, para iniciar una corriente de conducción
científica, conducción estudiada, racionalizada y capacitada que dé al país una garantía en la dirección.

E.- TOMAR LA POLÍTICA COMO UNA VERDADERA RESPONSABILIDAD Y FORMARNOS PARA
PODER EJERCERLA COMO DIRIGENTES. SU IMPORTANCIA Y NECESIDAD.

a.- La responsabilidad del dirigente es total.
No es suficiente que le digan a uno: usted es un dirigente.
Él debe capacitarse para dirigir.
Desgraciado del pueblo que nombra como dirigentes a hombres y mujeres que no saben dirigir.
La responsabilidad del dirigente es total.
La del ciudadano es simplemente la de un ciudadano; los que dirigimos tenemos la responsabilidad por todos los
ciudadanos: la responsabilidad de una sola persona por lo menos por quienes nosotros podemos tener una influencia.

b.- Responsabilidad de la política: capacitarnos.
Es una cuestión de amor a la responsabilidad de enfrentar la tarea de conciencia y de responsabilidad el capacitarnos
para desarrollar de la mejor manera y honradamente la tarea de dirigir.
Yo creo que uno de los grandes males de la política criolla ha sido el tomar la política como un pasatiempo y no como
una verdadera responsabilidad.
En general los hombres y mujeres hacían la política porque les gustaba, porque les entretenía politiquear, reunirse y
hablar de esas cosas.
La política tiene una responsabilidad mayor si uno quiere honrar a la política.
Es claro que cuando la política cae en manos de hombres y mujeres desaprensivos, que no sienten la responsabilidad
de dirigir y que desarrollan eso como un placer o un pasatiempo, no se puede llegar nunca al grado de perfección a que
se debe llegar en esta actividad de la cual dependen el mayor o menor grado de la felicidad del pueblo que uno
conduce y de la grandeza de la nación que uno dirige.

c.- Responsabilidad política del dirigente.
Cada dirigente tiene, en un sector, la misma responsabilidad que tengo yo en la presidencia de la República: él, en el
sector en que actúe, y yo en el sector en que actúo.
Pero todos compartimos una responsabilidad y cada uno de los ciudadanos tiene también una pequeña parte de esa
responsabilidad, que no es muy poca.
En la República Argentina, es una diecisiete (cuarenta y dos) millonésima parte.
De manera que el dirigente tiene muchas diecisiete (cuarenta y dos) millonésimas partes que conducir y, en
consecuencia, su responsabilidad está en razón directa de ese número que él conduce.

d.- Necesidad de la capacitación en el dirigente.
Por eso es necesario que se capacite, sobre todo que se capacite moralmente, es decir, que tenga los lineamientos de
una ética sin la cual la política resulta un oficio oscuro e intrascendente, y muchas veces perjudicial.
Darle esos principios de la conducción que lo capaciten para que no pierda su prestigio y para que no induzca con su
ejemplo al error a un sinnúmero de ciudadanos que lo siguen convencidos de su capacidad y honradez, e ir así
formando una escuela, es asegurar el porvenir.
De nada valdría la organización de un partido si nosotros, al encuadrarlo, no disponemos de hombres y mujeres
capacitados en la conducción, porque toda la organización depende de esos hombres y mujeres.

e.- Los dirigentes salen de la acción. Su falta de preparación, sus consecuencias y la acción.
Si el movimiento peronista no realizara la preparación de sus conductores y de sus dirigentes, cometería
indudablemente un gravísimo error.
Volvería a organizar otra vez a un pueblo para que mañana pudiera caer en manos de hombres y mujeres incapaces y
deshonestos.
Esa dirección y el ejercicio de esa dirección solamente pueden mostrar quiénes son los capaces y quiénes son los
honestos, porque “para conocer a un cojo lo mejor es verlo andar”, según dice Martín Fierro.
Y es en la conducción donde los hombres y mujeres se muestran tales como son y no como quieren hacer creer que
son.
Es en la conducción donde se podrá aquilatar a los hombres y mujeres, conociendo su capacidad y su honradez; y es
de allí de donde deben salir los dirigentes; ellos no pueden salir de una escuela teórica.
Los dirigentes salen de la acción, y si no, no son dirigentes.
Los dirigentes que se pueden hacer a dedo dan muy mal resultado.

f.- El óleo sagrado de Samuel: los griegos elegían a sus conductores.
Considerando esta situación, siempre he dicho lo mismo.
Dicen que cuando los griegos comenzaron la conducción elegían a sus conductores, tanto en la política, como en el
orden militar, como en todos los demás órdenes; y dicen que nunca las conquistas y las guerras fueron más
maravillosamente desarrolladas que cuando eligieron sus conductores en los momentos de peligro y los pusieron a
actuar.
Es indudable que, si esto ha sido cierto en la antigüedad, lo será mucho más en los tiempos modernos.
Es indispensable, para el que vaya a actuar en la conducción, que tenga el suficiente óleo sagrado de Samuel, sin el
cual no va a tener buen resultado en su cometido.
Y eso sólo lo da Dios, pero en secreto…

g.- Cada peronista lleva el bastón de mariscal…
Nosotros lo podemos descubrir viendo actuar a los hombres y mujeres, viendo qué éxito consiguen en su acción o qué
errores cometen en su trabajo. Y eso solamente se ve en el campo empírico de las realizaciones de la conducción
política.
Por otra parte, cumple el principio peronista que dice que cada peronista lleva el bastón de mariscal en su mochila.
Eso representa también, dentro del campo de la conducción, una fuerza que es extraordinaria: la de la emulación, en
que los hombres y mujeres van puliendo sus aristas en la marcha misma; en la misma marcha constructiva del
movimiento.
Es decir que van mostrando cuánto valen y capacitándose para conducir mejor cada día; y haciéndose conocer por sus
compañeros durante la misma marcha.

h.- El dirigente es un conductor. Los conductores no se hacen por decreto.
Esto no lo puede dar nadie.
Decía uno de los más famosos hombres que han escrito sobre conducción en el mundo, Schliefen, alemán, que el
conductor nace y se muestra en los hechos mismos.
Muchas veces se hace un conductor “por decreto”, pero por lo general eso es un gravísimo error y una desilusión muy
grande para el que lo nombró y creyó haber logrado por decreto un conductor.
El dirigente es, en su pequeño campo, un conductor.
Conductor ligado a una acción de conjunto o realizando una acción de conjunto.
Él vale por lo que puede hacer y los resultados que obtiene. No por otra cosa.

F.- LA CONDUCCIÓN POLÍTICA NO ACTÚA POR MANDO SINO POR PERSUASIÓN, QUE
INDICA CAMINOS Y MUESTRA EJEMPLOS.

a.- El mando y la dirección.
Ahora bien, en ese sentido, señores, siempre he criticado el que no se distinga muy claramente a un conductor de lo
que es el gobierno y de lo que es el mando o la dirección.
Siempre he presentado un caso muy notable que yo he observado durante mi vida, y que constituye una experiencia
mía muy importante.
Me presento yo siempre como general en este asunto.

b.- Conducción política y conducción militar.

A mí me tomaron a los quince años en el Colegio Militar; me enseñaron la disciplina, me sometieron a ella; me dieron
los conocimientos militares necesarios y me dejaron listo para que fuera a mandar.
Ejercí durante cuarenta años la disciplina, mandando y obedeciendo.
Cada vez que fui a hacerme cargo de un puesto de responsabilidad, me dieron un número de hombres, mi grado y el
código de justicia militar.
Yo mandé, y todo el mundo obedeció.
Bien: yo trasladé eso a mi nuevo oficio, el de gobernar, y empecé a apreciar la situación: aquí los hombres no me los
dan; me los tengo que ganar yo.
Empecé por ahí; ya no me decían: “todos estos hombres están a sus órdenes”.
No; están a mis órdenes aquellos que me gano yo, que es otra cosa.
Segundo asunto: No tengo el grado.
Tercero: No tengo el código.
De manera que esto es otra cosa.

c.- El conductor persuade, no manda.
Hay que distinguir bien lo que es mando de lo que es gobierno.
Los métodos son distintos, la acción es distinta también.
Bien se trate de la conducción política o de la dirección política, el método no puede ser jamás el del mando; es el de la
persuasión.
Allá se actúa por órdenes; aquí por explicaciones.
Allá se ordena y se cumple. Aquí se persuade primero, para que cada uno, a conciencia, cumpla una obligación dentro
de su absoluta libertad en la acción política.
Siempre, pues, critico a aquellos dirigentes políticos que se sienten más generales que yo, y quieren mandar.
No: aquí no se manda.
De manera que el conductor militar es un hombre o mujer que manda.
El conductor político es un predicador que persuade, que indica caminos y que muestra ejemplos: y entonces la gente
lo sigue.

Para ampliar:

https://www.escuelasuperiorperonista.com/doc/1.0.CONDUCCIONTEMATICO.pdf
https://www.escuelasuperiorperonista.com/

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