LA ESCUELA SUPERIOR PERONISTA – CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA…

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… CONDUCCIÓN POLÍTICA PERONISTA.

Por Antonio Rougier

Abril 7, 2023

CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA CONDUCCIÓN

PARTE II LA MÉDULA MISMA DE TODA LA PARTE DE LA CONDUCCIÓN.

6.- LA CONDUCCIÓN, PARTE TEÓRICA: EL CONDUCTOR, LA TEORÍA, LAS FORMAS DE
EJECUCIÓN

6.2.- LA TEORÍA: PARTE INERTE DEL ARTE DE LA CONDUCCIÓN. SUS GRANDES PRINCIPIOS.

6.2.10.- El sentido popular de la conducción.

NOTA: Hace mucho tiempo que queríamos profundizar el significado de una frase de Perón que no entendíamos: “el
sentido de la conducción”.
“Y ese sentido de la conducción tiene mucho de intuición.”
“Cuando una masa no tiene sentido de la conducción…”
“Lo primero que hay que hacer es despertar en la masa el sentido de la conducción.”
¿Qué nos quiso decir con estas frases? ¿Qué es lo que tenemos que hacer para lograr ese “sentido de la conducción”?
Perón es muy preciso en el uso de las palabras.
La palabra “sentido” tiene muchos significados que habitualmente no diferenciamos:
–Mecanismo fisiológico de la percepción de sensaciones y estímulos.
–Forma de interpretar, entender o enjuiciar algo.
–Proceso fisiológico de recepción y reconocimiento de los estímulos que se produce a través de la vista, el oído, el
tacto, el gusto o el olfato.
— El sentido está vinculado, por otra parte, al entendimiento o la razón.
–La razón de ser, la significación cabal o la finalidad también se asocian al sentido.
Se trata entonces de percibir, interpretar, entender, enjuiciar, recepcionar, reconocer, entendimiento, razón de ser,
significación cabal o finalidad de algo. Para percibir, interpretar, entender, reconocer, tener significación cabal o
finalidad tiene que haber alguien que expresa algo y alguien que recibe lo expresado.
Podríamos “interpretar” que cuando Perón nos dice “sentido de la conducción” se estaría refiriendo a la “propuesta” de un
dirigente o “conductor” y de un Pueblo que percibe, interpreta, entiende, reconoce la significación cabal o finalidad de la
“propuesta”.
Para lo cual es necesaria “la preparación moral e intelectual de la “masa” para que devenga en “pueblo” que sepa de
qué se trata y nos acompañe libre y voluntariamente, por convicción en la realización de nuestro proyecto político.
Consciente de sus derechos y obligaciones. Un pueblo consciente, unido, solidario, organizado y con personalidad
(como fue el “Pueblo” del 17 de Octubre de 1945).
De ahí la extraordinaria importancia que Perón atribuye a la formación moral, intelectual y doctrinaria de las y los
militantes, dirigentes y del “conjunto” del Pueblo para que nos acompañe consciente, libre y voluntariamente en la
realización de su proyecto político. Que el Pueblo tenga un “sentido” de lo que quiere el “conductor”. En el siguiente link,
ampliamos nuestras reflexiones:
https://www.escuelasuperiorperonista.com/doc/EL.SENTIDO.DE.LA.CONDUCCION.Y.EL.SENTIDO.POPULAR.DE.LA.
CONDUCCION.pdf

B.- SENTIDO POPULAR DE LA CONDUCCIÓN.

a.- Sentido popular de la conducción.
En otras palabras, señores: la conducción no es nada más que eso, pero no es nada menos que eso. Es una cosa muy
fácil de enunciar, pero muy difícil de realizar en forma acabada y completa. Pero es indudable, señores, que si uno se
dedica a estudiar esto y a preparar estos grandes principios de la conducción está siempre en mejores condiciones de
compulsarla y hacerla efectiva, de realizarla racionalmente, que si no los conoce y no los ha estudiado y penetrado.
Es todo cuanto se puede decir de este aspecto de la conducción.
Ahora, es indudable que aún dentro de este don de ubicuidad de la política, en el aspecto de la conducción, el sentido
popular de la conducción es una condición indispensable. Ustedes han observado que con ese sentido popular de la
conducción nosotros, en el peronismo, hemos hecho una escuela de humildad y sencillez.

b.- Escuela de humildad.
Ninguno de nosotros se siente, diríamos, más de lo que es, aun cuando el trabajo tampoco se siente menos de lo que
debe ser, como decimos nosotros.
Pero en general los hombres y las mujeres del peronismo son hombres y mujeres humildes, que hacen escuela de
humildad. No tenemos –y ésa es una de las cosas que siempre decimos nosotros– el empaque de la oligarquía.
No sé si tendremos la “prosopopeya” que tienen los hombres y mujeres que conducen en otras partes y la parada que
tenían antes nuestros políticos en la acción pública. Pero lo que sí sabemos es que trabajamos todos los días, para
hacer algo útil para el país, que ahí es donde hay que tener el empaque.
Y en esto, señores, es cosa bien natural que, para conducir a un pueblo, la primera condición es que uno haya salido
del pueblo; que sienta y piense como el pueblo, vale decir, que sea como el pueblo.

c.- Sentido popular del conductor.
Por eso, todo aquel que no haga una conducción popular podrá tener predicamento en un momento dado; pero el
predicamento permanente de un conductor es su absoluta unificación en su manera de ser, de decir y de sentir con el
pueblo.
Un hombre, una mujer de nuestro movimiento podrá tener cualquier defecto, pero el más grave de todos será no ser un
hombre o una mujer del pueblo.
Si él no lo fuese por cualquier circunstancia, debe asimilarse y sentirse un hombre y una mujer del pueblo.
Recién entonces podrá conducir.
En los tiempos modernos, pues, una de las condiciones fundamentales para la conducción es el sentido popular del
hombre y de la mujer que conduce.
Eso forma parte de su propia personalidad. Sin eso no podrá ir a ninguna parte y nunca podría hacer una conducción
completa de la masa sobre la que quiere influir y dirigir.

d.- El cumplimiento del fondo.
Señores: En este sentido, podríamos decir que la interpretación de la popularidad en la conducción no está sólo en las
formas, sino profundamente en el fondo de la cuestión.
Yo no creo necesario que el hombre o la mujer haga una excesiva demostración de su sentido popular y de su forma
popular de ser en la vida diaria; que se prive de alguna cosa que le guste para tener en esa forma sentido popular; que
deje de disfrutar de algunas comodidades que merece por su trabajo, porque ello sería mentir, sería simular.
No es el sentido de la simulación de las formas lo que da en esto el concepto; el concepto lo da el cumplimiento del
fondo.
Esto, señores, se cumple bien si uno siempre piensa que para poder gobernar es menester no aferrarse siempre a la
propia voluntad, no hacerles hacer siempre a los demás lo que uno quiere, sino permitir que cada uno pueda hacer
también una parte de lo que desea.

e.- Sistema de la construcción: sacrificar una parte de la propia voluntad.
Es decir –y lo repito una vez más–, el mando y la conducción en el orden político se basan en lo siguiente: cuando uno
quiere imponer su voluntad es menester que permita que los demás también realicen parte de la suya.
Es necesario sacrificar una parte de la propia voluntad, pero hay que tener la inteligencia de quedarse con las cosas
importantes, dejando a los demás el cincuenta por ciento menos importante.
Esto, más que una cuestión teórica, es producto de la experiencia de los años que yo he tenido la suerte de conducir
nuestro movimiento y de gobernar nuestro país.
Con un ejemplo quiero dar una idea de lo indispensable que es esta cuestión explicando no como lo he visto cumplir,
sino lo he cumplido yo.

f.- El ejemplo de la Secretaría de Trabajo.
Volviendo a la Secretaría de Trabajo y Previsión en 1944, yo sabía que toda la gente con quien había hablado en la
Secretaría, que todo el pueblo que había concurrido a escucharme, tenía una idea y tenía un objetivo.
Ellos querían ir a un punto que creían, con la prédica de tantos años, era el conveniente.
Eran más bien de una orientación de fondo marxista y, como tal, propugnaban un tipo de revolución distinto al nuestro.
Se inclinaban más hacia la lucha de clases y la destrucción de un sinnúmero de valores que la nacionalidad tenía
creados.
Yo no compartía esas ideas.
Creía que la lucha de clases es un agente de destrucción y no de construcción, y para que la humanidad vaya a un
puerto seguro, no lo será nunca por el sistema de la destrucción; lo será siempre por el de la construcción.
Así, esta humanidad hambrienta y miserable, como producto de dos guerras, no la podrán arreglar con una tercera
guerra que destruirá lo que les queda.

g.- Los conflictos destruyen. Inicie la marcha con ellos y se modificó el camino sobre la marcha.
En la vida y en la lucha diaria de los hombres y de las mujeres, el fenómeno es exactamente el mismo. Todos los
conflictos y luchas dentro de una colectividad destruyen y no construyen. De manera que el secreto está en asegurar la
justicia, que es la única forma de suprimir la lucha. Señores: Cuando yo fui a la Secretaría de Trabajo y Previsión,
repito, la gente que iba conmigo no quería ir hacia donde iba yo; ellos querían ir a donde estaban acostumbrados a
pensar que debían ir.
Yo no les dije que tenían que ir adonde yo iba; yo me puse delante de ellos e inicié la marcha en la dirección hacia
donde ellos querían ir; durante el viaje, fui dando la vuelta, y los llevé adonde yo quería…

h.- Nueva escuela, nuevo sistema: nadie puede rebatir las bases de la doctrina peronista.
Y, señores, creo que ninguno de los que entonces me escucharon está hoy arrepentido de haber seguido el camino que
yo les indicaba, porque hasta ahora estamos llegando, y hemos llegado a mejores conclusiones y a mejores soluciones
que las que nos podía haber ofrecido la antigua escuela que se había inculcado al pueblo argentino.
La nueva doctrina peronista es una nueva escuela, es un nuevo sistema, es un nuevo método que supera total y
absolutamente todos los sistemas conocidos, desde el crudo capitalismo de derecha hasta el más crudo izquierdismo
comunista. De toda esa gama de cuestiones, yo no he encontrado nadie que, por lo menos cuando actúa, pueda
rebatirme las bases de la doctrina peronista; y yo, en cambio, he rebatido sistemáticamente las del capitalismo y las del
comunismo, a los capitalistas y a los comunistas mismos.
Para mí esto es lo que debe llamarse el fondo del sentido popular de la conducción.

i.- El sentido popular de fondo: alejar al pueblo del error por la persuasión.
Es la interpretación del pueblo.
El pueblo muchas veces ha sido inducido al error.
Pero, así como a los hombres y mujeres que han sido inducidos al error no hay que encaminarlos bruscamente, sino
que hay que persuadirlos para que corrijan el rumbo, uno no puede perder el tiempo en estar sistemáticamente
convenciendo a una masa. Hay que dejarla marchar, y durante la marcha irle conversando, persuadiendo, y llevándola
hacia donde debe llevársela. Al final, la masa agradece a uno que por ese procedimiento más suave la haya alejado del
error en que estaba.
Reconoce el error, y entonces se adhiere con todo lo que tiene a la nueva concepción que se le ha inculcado.
El conductor, entonces, ha vencido al indio que cada uno de nosotros lleva adentro, de acuerdo con las ideas primarias
que practicamos.
Ese aspecto de la conducción es el sentido popular de fondo en la conducción del pueblo, según mi manera de ver este
problema.

FIN DE LOS PRINCIPIOS Y FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CONDUCCIÓN.
TAREA A REALIZAR.

a.- Síntesis y análisis.
Con esto doy por terminado, señores, todo lo que se refiere al aspecto de los principios y factores que influyen en la
conducción.
Todos ellos han sido anotados en forma sintética en las clases que les he dado desde el principio de nuestro curso,
hasta ahora.
Ustedes tienen otro trabajo que realizar: aislar de esa descripción “cinematográfica” que les he hecho el aspecto
general de la conducción; aislar –digo– cada uno de esos factores y profundizarlos por el análisis.
La inteligencia humana realiza siempre, cualquiera sea la actividad a que se aplique, tres operaciones:
–la síntesis, o sea la premisa que es la síntesis perceptiva: lo que uno ve;
–el análisis, que la mira profundamente y va desmenuzando las cosas, las va haciendo ver hasta lo más hondo de esa
acción de percepción; pero como el hombre y la mujer sabe tanto como recuerda, y es difícil que recuerde el análisis
para toda su vida, cristaliza esa percepción profundizado por ese análisis, y
–la cristaliza en una síntesis que es la que él va a retener, que es la que va a recordar.

b.- Una síntesis profunda de todo lo enseñado: hagan una conclusión para cada uno.
Este es el proceso más útil para el estudio de la conducción.
Yo les he dado esa premisa, les he mostrado el panorama.
Ustedes lo ven. Ahora analícenlo, tomen cada uno de estos aspectos de la conducción, lleven la imaginación a cada
uno de ellos, penétrenlos, desmenúcenlos, imaginen los ejemplos; sumen los ejemplos de la realidad, y mediante ese
análisis profundo hagan una conclusión para cada uno de ustedes.
Que esto será el aprovechamiento útil de todo este curso.

c.- Conversar consigo mismo sobre los temas de la conducción.
Si las compañeras y los compañeros realizan este trabajo conscientemente, conversando en muchas ocasiones
consigo mismo –que es una de las formas aconsejadas por Séneca para ampliar la inteligencia–, es probable que
lleguen a aspectos, dentro del análisis de la conducción, no imaginado todavía por ustedes mismos.
En esto es sumamente importante que, mediante esa doctrina y esa base ética que han recibido en la Escuela, realicen
ese análisis, para el cual están capacitados.
Si no se tienen esas bases, si no se tienen esos conocimientos doctrinarios, si no se tienen en vista esos grandes
principios morales que afirman y convierten en verdad esa doctrina, es hasta peligroso entrar en el análisis.
Eso les pasa a muchos hombres y mujeres.

d.- El alumno de Séneca.
Cuenta Séneca que un día uno de sus alumnos, siguiendo su consejo, se había aislado en un rincón, en donde desde
hacía tres horas estaba pensando.
Se acercó Séneca y le preguntó: “¿Qué estás haciendo?”
A lo que le respondió el alumno: “Estoy conversando conmigo mismo, de acuerdo con su consejo”.
Séneca le dijo entonces: “¡Ten cuidado, no vayas a estar conversando con una mala persona!”

e.- Los principios éticos y morales.
Él quiso decirle que recordara que en ese análisis que estaba realizando de las distintas cuestiones no olvidase las
reglas fundamentales y los principios éticos que él, en la propia escuela filosófica en que trabajan los estoicos, debía
tener doctrina de la vida, que es la filosofía, pero basada sobre virtudes de los hombres y de las mujeres, que es la
base de toda buena filosofía de la vida.
Para no hablar con una mala persona, hay que tener siempre presentes esas virtudes que hacen una buena persona, y
entonces ya se puede conversar consigo mismo.
Ustedes tienen ya todos los principios de esa escuela nuestra, de esa escuela política que es en el fondo, una escuela
filosófica, que da una doctrina, que da los principios éticos y morales, que da las virtudes de los hombres y mujeres, que
nos permite comenzar a penetrar en esos aspectos de la conducción.
Un hombre, una mujer sin esos principios se desviará, como se desviaron nuestros antiguos políticos hacia las “mañas”
y no hacia las realizaciones virtuosas y honradas.

f.- Lo más importante es formar una buena persona.
Estas bases de la Escuela Peronista deben ser practicadas e inculcadas a todos los que las quieran practicar.
Lo primero que hay que formar es una buena persona y después hay que darle todo lo demás.

Para ampliar:
https://www.escuelasuperiorperonista.com/doc/1.0.CONDUCCIONTEMATICO.pdf
https://www.escuelasuperiorperonista.com/

 

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