JUVENTUD Y MOVIMIENTO NACIONAL

VisiónPaís/ diciembre 22, 2024/ Sin categoría

Por Pablo Vázquez**

Diciembre 19, 2024

Hoy en muchos sectores del peronismo, o de las fuerzas nacionales y populares, se ve a los jóvenes con desconfianza. Sea porque votaron a Milei y/o adjuran del peronismo.
Nuestra historia tiene una carga valorativa de luchas, sacrificios y frustraciones que exige su interpretación de cara a este siglo como generadora y basamento emotivo de un proyecto nacional, el cual incluye a la juventud como factor central.

Juventud no como un concepto meramente biológico para la utilidad capitalista –chicos burgueses que sólo sirven para el consumo y el hedonismo vacío; o aquellos de sectores que son desechados y prontos a caer en las garras de la exclusión, las “redes” y “la droga””- sino como fuerza colectiva consciente que busca cambiar lo injusto de nuestra realidad.

Desde sus orígenes históricos los movimientos políticos que quisieron quebrar el orden establecido (Revolución francesa; Revolución Rusa, la revolución peronista del 17, Revolución Cubana, etc.) buscaron representar y nutrirse de los jóvenes como el sector más dinámico de la sociedad.
Lo más grave es que la juventud que no desea sumarse a los libertarios no encuentra respuesta en la representación de quienes dicen interpretarlos desde lo reaccionario al Peronismo, otros quedan, pero es un lapso momentáneo que pasa de castaño oscuro para derivar en un apoyo desvergonzado a Villaruel. Es por lo que algunos buscan por otros caminos canalizar sus ansias de cambio y superación. Movimientos como el piquetero, asambleas barriales, organizaciones no gubernamentales o simple grupo de amigos hacen las veces de contención y de aglutinador de sus energías, siendo el Peronismo el único que podría encuadrarlos en un proyecto colectivo para un cambio revolucionario en vez de ser – para su imaginario – la cara visible de la dependencia
actual del sistema neoliberal o quienes con Alberto no pudieron resolver su vida cotidiana.
El Peronismo hizo suyas las banderas de la juventud como de todos los sectores postergados de nuestra comunidad frente a los postulados caducos de los sectores políticos tradicionales.

A tal punto que en la jornada fundante del 17 de octubre de 1945 la sangre del estudiante Darwin Passaponti regó las calles como ofrenda que aquellos que buscaron en el liderazgo de Perón el cauce para ser protagonistas del cambio en Argentina.

Fueron jóvenes los forjistas que entendieron que sus ideales se fundían en el nuevo movimiento del 17 y se sumaron al proyecto provincial del Cnel. Domingo Mercante; fueron jóvenes los laboristas que apoyaron desde su condición de obreros la revolución que más derechos al trabajador brindó en el país; jóvenes fueron los integrantes de la CGT que apoyaron al trabajador argentino, beneficiario de una distribución de la riqueza real y tangible; fueron jóvenes los jóvenes suboficiales del ejército que no tomaron las armas contra Perón en el intento de golpe del ’51 y que se negaron a plegarse a la “Revolución Libertadora” del ’55; fueron jóvenes los militantes socialistas y comunistas que entendieron las contradicciones de una revolución posible y apoyaron a Perón como Partido Socialista de la Revolución Nacional; y, finalmente, fue una joven como Evita que acompañó a Perón y a sus Pueblo en su proyecto y puso el cuerpo para dignificar a los niños, ancianos y mujeres desde la justicia social y la pasión revolucionaria.

También fueron jóvenes los que padecieron las bombas del ’55, los fusilamientos del ’56, el plan Conintes, las detenciones y torturas en los años 60 por parte de los gobiernos militares y civiles que avalaban la proscripción del Peronismo.

Pero eso jóvenes también plantearon una lucha desde lo intelectual en la Universidad con las “Cátedras Nacionales” o con agrupaciones que redefinían el Peronismo a través de su visión de clase media; o la lucha en las calles como en el Cordobazo del ’69 o integrando las “formaciones especiales”

Jóvenes del Luche y vuelve, vítimas en Trelew, combatiente por el retorno y del Camporazo, del Operativo Borrego y de la resistencia contra Lopez Rega. También los que regaron su sangre contra la Dictadura; los que pelearon por nuestra soberanía en Malvinas, a pesar del Galtieri; y los que impulsaron el retorno democrático.
También los que resistieron la hiperinflación alfonsinista, el ajuste menemista y la represión aliancista, los que cortaron rutas por dignidad, los reprimidos por al Federal en el 2001, y ofrecieron su sangre en el Puente Pueyrredón como Maxi y Darío.

Y esa resistencia que hoy se potencia desde lo cultural, desde una murga, una biblioteca popular, una banda de rock, una peña, el trap, las redes como canal de comunicación, etc. Todo camino es válido para expresarse, desde Internet a los grafitos – tal como dicen los Redondos: “Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared la tribu de mi calle” – hasta quienes modifican su realidad local como aporte a su pueblo.

Es por esto por lo que la batalla que debemos librar es – y aquí seguimos a Jauretche- tanto “contra el enemigo extranjero que invade y contra el enemigo de adentro que entrega”, como sostuvieron los forjistas en sus escritos, ya que nuestra derrota en manos de la “colonización pedagógica” nos hace creer que las cadenas del sometimiento cotidiano equivalen a los laureles de la victoria de la civilización sobre la barbarie.

Teniendo en claro quiénes somos y cuál es nuestro objetivo podemos hacer frente a quienes aún hoy, de izquierda a derecha, pontifican con dogmas vetustos cómo debería ser nuestro sistema político avasallado hoy por el libertarismo.
Como nueva forma de llamada a la defensa de nuestro proyecto generacional junto al pueblo organizado a través del trabajo territorial en una idea de frente de liberación nacional donde todos los sectores populares nos unimos para replantearnos un país inclusivo con dignidad y justicia social.

Hoy hay esperanzas de un proyecto integral compartido donde la memoria es política de Estado, sean nuevas o viejas melodías, pero que alguien las ejecute con convicción y coraje.

**Lic. en Ciencia Política
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