EL NIÑO RESENTIDO – CÉSAR GONZÁLEZ
Cultura por Viviana Britos
Septiembre 21, 2025
César González nació en 1989 en el seno de una familia muy humilde en la villa Carlos Gardel, en el oeste del conurbano bonaerense. Preso entre los dieciséis y los veintiún años, al salir del encierro comenzó un vertiginoso despliegue artístico.
Cineasta, poeta, ensayista y productor musical, publicó los libros de poesía «La venganza del cordero atado» (2010), «Crónica de una libertad condicional» (2012), «Retórica al suspiro de queja» (2014) y «Rectángulo y flecha» (2021), y el libro de columnas y ensayos «El fetichismo de la marginalidad» (2021).
Con su primera novela autobiográfica, «El niño resentido» (2023), se convirtió en un suceso de ventas y de la crítica. Además de videoclips y cortometrajes, realizó nueve largos: «Diagnóstico esperanza» (2013), «¿Qué puede un cuerpo?» (2014), «Exomologesis» (2016), «Lluvia de jaulas» y «Atenas» (ambas de 2019), «Castillo y sol» (2020), «Reloj, soledad» (2022), «Fobia» (2023) -codirigido con Sofía Gala- y «Ulises plebeyo» (2024), y los documentales «Corte Rancho» (2014) y «Diciembre» (2021) -codirigido con Alejandro Bercovich-.
El NIÑO RESENTIDO es una obra inquietante. Nos revela con una maravillosa escritura despojada de adjetivos y de juicios, lo que no se ve, lo que no se cuenta, lo que no se muestra: un mundo dentro de otro mundo.
Es una mirada desde adentro de ese mundo, pero no sólo porque el autor pertenece a ese mundo, sino porque se ha detenido a mirar y a sentir.
Los ojos y el corazón no se dejaron arrastrar por prejuicios internos y externos de la realidad. Pudo frenar y lejos de paralizarse se puso a crear una obra colectiva donde todos somos protagonistas los de adentro y los de afuera del barrio y por eso nos interpela, nos abofetea y nos desgarra.
Con una ternura que empatiza, nos muestra la realidad de todos.
Marcelo Figueras escribe: “un punto de vista infrecuente”, quizás ese sea su atractivo. Desde su simpleza y humildad nos enseña a mirar y a pensar de una forma diferente.
Escucharlo hablar nos completa la escritura, aquí entrevistado por Alejandro Bercovich:
Aprovechemos la oportunidad que César González nos brinda de mirarnos como sociedad por debajo de los preconceptos, los estereotipos y clichés de clase.
La obra nos lleva de la mano con el corazón en la mano, desde el inicio dónde ese niño de cuatro años vive con su madre y su tía de veinte y sentado a la mesa las ve “fraccionando y envolviendo con prolijidad la cocaína en pequeños rectángulos de papel glasé de colores brillosos” hasta el final dónde es recibido en la cárcel con laureles “no me había muerto como tanto quería, pero al menos estaba adentro de una tumba”.
Quizás la propuesta sea salir de nuestras propias tumbas e ir juntos, como dice Lucrecia Martel “ir juntos para algún lado que no sea la guerra”.
Gracias César González

