El juguete rabioso

VisiónPaís/ mayo 3, 2019/ Sin categoría

Por Alejandro Ippolito

María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires, heredera al trono con inmensas dudas internas y externas, no puede despegarse de la sombra de un Macri en decadencia.

Se ha cansado de maltratar gente con cara de cervatillo domesticado, desde sus
funciones en CABA apaleando indigentes que afeaban el rostro de la ciudad hipócrita hasta sus
permanentes desaires, aprietes y desprecios a los docentes, jubilados, trabajadores,
discapacitados, enfermos terminales y demás víctimas de su furia maquillada.

Fragmento de la entrevista a Santiago Etchemendi, secretario general de la Comisión Interna
del Banco Provincia, seccional Buenos Aires, en diálogo con Ignacio Campos, director de
Infobaires24:

¿De qué estamos hablando, Santiago?

SE: Bueno, así como el gobierno nacional atacó a todos los jubilados del país, también atacó
a las jubilaciones nuestras.
Se dice que somos privilegiados, pero nosotros aportamos mucho más que la media de los
trabajadores, aportamos un 14% para solventar una caja.
Y el jubilado del Banco Provincia, antes de esta nueva ley, que es de diciembre de 2017,
aporta también al sistema.
Es un sistema solidario por el cual el jubilado del BAPRO aporta un 10%, además de tributar
ganancias, etc., no hay ningún privilegio para nosotros.
Lo que vinieron a hacer es ajustar a todas las jubilaciones, a hacer que el Estado se saque de
encima jubilaciones, como lo hicieron a nivel nacional, bajar los costos (para ello somos una
planilla de Excel), un modelo jubilatorio en el que el Estado se desentiende.
Es cierto que hay un déficit en la caja de jubilaciones del BAPRO, pero para eso ya habíamos
tenido ajustes en nuestra edad jubilatoria.
Ahora Vidal impuso una ley por la cual nos jubilamos a los 65 años aunque aportamos más.
Y a las compañeras Vidal las manda a jubilarse ahora obligatoriamente a los 65 años.
Se dice que somos privilegiados, pero nosotros aportamos mucho más que la media de los
trabajadores
Y en la Legislatura, lo que hicieron fue votar que el banco se haga cargo del déficit de la caja
de jubilaciones, ya no el Estado.
Entonces Vidal se sacó de encima un gasto.
Y esto marca también una cuestión novedosa: que un patrón, que es el Banco Provincia,
termina haciéndose cargo de la jubilación de sus ex empleados.
Acá el problema es que el Estado nacional ha mandado plata pero Vidal se la ha quedado, la
ha hecho desaparecer.
Para el déficit del 2015 y el 2016, el Estado nacional, ANSES, mandó 5500 millones de pesos
que debían reparar la deuda de la caja con el banco.
IB24: Vidal y Basavilbaso (titular de la Anses) firman un acuerdo, que es refrendado luego
en la provincia de Buenos Aires.
Los fondos llegan, efectivamente impactan en una cuenta del Banco Provincia.

¿Y luego qué ocurre?

SE: Entran a la cuenta oficial para depósitos entre Nación y el Estado provincial.
De esa cuenta debían ir a la caja de jubilaciones para que la caja se la envíe al banco.
La plata viene en efectivo, y así debían llegar al BAPRO para que se atesore y esté al servicio
de los bonaerenses.
La plata no llegó nunca.
Salió de esa cuenta a otra que es para gastos ordinarios, una cuenta oficial pero que es para
gastos ordinarios, que tiene un movimiento masivo de plata.
Y ahí se pierden los 5500 millones.
No se sabe el destino.
Esto lo hemos puesto en papeles, por escrito, con nuestra firma, como comisión gremial
interna.
Pero a los jueces les quema las manos, evidentemente no quieren investigar.
Desde el 6 de noviembre hasta acá ha cambiado tres veces de juzgado y nadie se hace
cargo.
Se declaran incompetentes los jueces.
Son fondos públicos nacionales.
¿La ANSES no audita los fondos que van a las provincias?
Segundo.
María Eugenia Vidal firmó de puño y letra ante Emilio Basavilbaso como garante del destino
de esos fondos.
Y cambio el destino.
Por eso es una denuncia penal la que hemos hecho.

Vidal es un juguete rabioso, como diría Roberto Arlt, un títere de porcelana pero títere al fin
como todos estos personajes puestos a bailar con el ritmo de los bancos internacionales, de
manera grotesca, antipopular y salvaje. Vidal sí, Vidal, no; sigue el ronroneo del
stablishment resonando en los oídos del propio Macri que salió a garantizar (como si su
palabra sirviera de algo en estos tiempos) que será el candidato, que vamos por el buen
rumbo aunque no logre precisar el nombre de ese destino que nosotros hemos bautizado
hace más de tres años “el precipicio”.
Dice La Nación:
“…Tanto esfuerzo de comunicación para desterrar un rumor retrata el momento de
debilidad que atraviesa el Presidente. Lleva cuatro meses consecutivos de caída en las
encuestas y el futuro inmediato se adivina hostil: la volatilidad del dólar hace impensable
una baja inminente de la inflación. Al equipo económico se le mueve el arco. Apostó a que
los signos de mejora se sentirían en febrero. Después pasó a abril. Ahora la esperanza es
que los números de mayo exhiban una luz de esperanza que pueda ser anunciada antes del
cierre de listas del 22 de junio.
El fantasma del «plan Vidal» persiste por la incertidumbre y la ansiedad que invaden a
sectores del poder económico que tienen pesadillas con una restauración kirchnerista. Pero
no solo por eso. En la propia coalición oficialista hay sectores que todavía manosean la
hipótesis de una jugada extrema de última hora si el deterioro económico continúa
hiriendo a Macri como candidato.”

Pero he aquí que para La Nación, el vocero de la oligarquía nacional, Vidal es la candidata
y la muestra como un ser sensible y “preocupada” por la situación del país – como si ella
no formara parte de este gobierno – casi como una víctima más de las políticas de Estado.
Pruebas de lo dicho:
“A Vidal la incomoda verse involucrada en un juego tan sensible y que nunca le interesó.
«No queremos hablar más de cosas que no suceden», dicen en su entorno. No niegan que
preferirían que el gobierno nacional dejara de hablar del tema. Cada nueva desmentida
reinstala la duda. Es lo que tienen las crisis de confianza.
La obsesión de la gobernadora es enfocarse en la cercanía con los que sufren penurias
económicas. Lo refleja en su discurso y en su política de comunicación. A la hora de
anunciar su propio paquete de medidas contra la inflación habló del «proceso crítico de
recesión» que vive el país y describió sin maquillaje la gravedad de la situación social. Habló
en un estrado, de cara a las cámaras, con tono severo. No ensayó innovaciones. Todo un
contraste con el video que había grabado el Presidente para difundir el «plan otoño».
Vidal recorre la provincia. Visita a intendentes aliados, arenga a militantes y también pide
que le organicen reuniones con votantes desencantados de Cambiemos. Asume que su
función es levantar la imagen del Presidente en la geografía alterada del conurbano
bonaerense. Combina carisma con big data, para identificar cómo y dónde gastar energía.
Es en defensa propia, claro. En La Plata muestran encuestas que ponen a la gobernadora
muy por encima de cualquiera de sus rivales. Pero es un escenario de fantasía. Al competir
pegada a la boleta presidencial su riesgo se dispara. Cristina Kirchner tiene una ventaja
sobre Macri en la provincia demasiado amplia para ser revertida mediante el corte de
boleta (y sin el colchón de un ballottage).
La semana que empieza, Vidal anunciará más medidas para atenuar los efectos de la
inflación: otra batería de medidas sociales para beneficiarios de subsidios y jubilados.”(LN)
Vidal es Macri, o peor que Macri, más inteligente (no hace falta mucho) más escondedora,
más perversa si fuera posible. Es de la escuela del maquiavélico Rodríguez Larreta, fue su
ladera en el PAMI que empujó a Favaloro hacia la muerte. Son una dula implacable con un
desprecio de clase más que evidente y con muestras claras de descompostura cuando
deben disfrazarse de populares y tomar contacto con la plebe.
Saltar de Macri a Vidal sería como cortarnos los pies porque nos ajustan los zapatos

Mi miedo no está en los políticos sino en la sociedad, plagada de amnésicos e incapaces,
que pueden volver a cometer el mismo error de tragarse un manojo de clavos oxidados solo
porque ahora se los cubren de dulce de leche.

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