Deuda externa: el crimen distributivo perfecto

VisiónPaís/ abril 16, 2018/ Sin categoría

Pocas políticas redistributivas contra las mayorías son más eficaces que el endeudamiento externo

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En maniobras en las que se pretende confiscar los ingresos de las mayorías, es importante que estas no lo noten, no relacionen medidas económicas aparentemente técnicas con la caída de sus ingresos, no adviertan quienes son los que le están metiendo la mano en el bolsillo, ni puedan identificar cómo fue que ocurrió que quedaron más pobres y desvalidas que antes.

Todos estos formidables requisitos para concretar un crimen perfecto son los que cumple el endeudamiento externo, hoy en su tercera versión en los últimos 40 años.

Las nieblas del tiempo todo lo cubren

La primera característica que tiene el endeudamiento externo es que la deuda se contrae hoy, pero se paga en los próximos años o décadas. Eso separa económicamente y socialmente los efectos de recibir los fondos, del momento en que los fondos deben ser devueltos. Ni qué hablar desde el punto de vista político: hay un gobierno que toma y gasta la deuda y otro que debe pagarla. Presupuestariamente están en dos extremos opuestos: uno dispone de más fondos de los que recauda para gastar y el otro, por el contrario, deberá emplear recursos de la recaudación para comprar dólares y enviarlos lastimosamente al exterior, generando un impacto contractivo interno.

Imaginemos un ejemplo sencillo: un gobierno toma 44 millones de dólares de deuda, y le regala un dólar a cada argentino… ¡qué gobierno macanudo! Luego el gobierno siguiente, para pagar la deuda, les tiene que cobrar un impuesto de un dólar más intereses, a los 44 millones. ¡Qué gobierno amargo!

Es lo que pasó con la dictadura cívico-militar y el gobierno alfonsinista: mientras Martínez de Hoz gastaba dólares alimentando a la “patria contratista” y la fuga de divisas, Grinspun y Sourrouille tuvieron que administrar una situación fiscal dramática, donde los servicios de deuda se llevaban entre un cuarto y un quinto del presupuesto nacional. ¿Quién era el bueno y quién era el malo para la opinión pública? ¿Quién tenía buena onda y quién era el aguafiestas? ¿Con quién se vivía bien y con quién se vivía peor?

*Es Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires y Magíster en Relaciones Internacionales por FLACSO. Investigador-docente en la UNGS (IDH, Área de Política)

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Fuente: El cohete a la luna
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