Del Papa a los jóvenes: «No se dejen comprar»

VisiónPaís/ abril 4, 2019/ Sin categoría

Por Andrés Beltramo Álvarez
Ciudad del Vaticano

«¡No tienen precio!». Por eso, «no se dejen comprar», seducir, esclavizar por las «colonizaciones ideológicas» de quienes los quieren volver dependientes, fracasados en la vida. «Deben repetirlo siempre: no estoy en una subasta, no tengo precio. ¡Soy libre, soy libre!». Una invitación estimulante, y retadora. Es el tono elegido por el Papa para dirigirse a los jóvenes del mundo, en su documento más amplio y profundo dedicado a los desafíos de la juventud, hoy.

Se titula Christus vivit (Vive Cristo) y fue presentada el 2 de abril en la sala de prensa del Vaticano. En su versión española ocupa 180 páginas. Es una exhortación apostólica, construida sobre el documento final de la asamblea del Sínodo de los obispos que en octubre de 2018 celebró una sesión sobre el tema de los jóvenes.

«¡Él vive y te quiere vivo!», escribe Jorge Mario Bergoglio en el primer párrafo de su texto, difundido inicialmente en seis idiomas (italiano, inglés, francés, alemán, portugués y árabe). Estos se suman al español, la lengua original del documento. Una rareza, aunque no debería serlo en tiempos del Papa argentino. Pero un manuscrito español habla del involucramiento de Francisco, en primera persona, a la hora de ensamblar la exhortación.

Christus vivit se presenta como una encendida convocatoria a crecer en la santidad y un aliento decidido a comprometerse con la propia vocación. Parte de una premisa: Jesús era joven en el momento culminante de su vida. Y a Él, entre otras cosas, no le caía bien que las personas adultas miraran despectivamente a los más jóvenes o los tuvieran a su servicio de manera despótica.

Lejos está de ser un texto calculado, o acartonado. Aunque el principal desafío será siempre que sus destinatarios lo lean, en tiempos de la sociedad del entretenimiento. No por casualidad, el mismo Francisco advierte de que se puede pasar la juventud distraído, «volando por la superficie de la vida, adormecido, incapaz de cultivar relaciones profundas y de entrar en lo más hondo de la vida».

Pero, acto seguido, muestra que hay otra opción vital, puesto que «uno puede gastar su juventud para cultivar cosas bellas y grandes, y así prepara un futuro lleno de vida y de riqueza interior». Un ejercicio que repite a lo largo de todo el texto. Esto evita que el documento se limite a un mero diagnóstico, o una colección desordenada de mea culpa por los errores de la Iglesia en el trato con los jóvenes.

«Ser joven, más que una edad es un estado del corazón», dice el Papa. «De ahí que una institución tan antigua como la Iglesia pueda renovarse y volver a ser joven en diversas etapas de su larguísima historia», agrega.

Por eso, implora a la Iglesia liberarse de quienes «quieren avejentarla, esclerotizarla en el pasado, detenerla, volverla inmóvil». Además, también pide que se libre de otra tentación: «Creer que es joven porque cede a todo lo que el mundo le ofrece, creer que se renueva porque esconde su mensaje y se mimetiza con los demás».

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