ARGENTINA, UN VIRREINATO

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¿Quién gobierna?. “La respuesta pareció ser que gobernaba la hermana presidencial”

Por Sergio Sinay

Octubre 5, 2025

¿Quién gobierna en la Argentina? Las respuestas y las sensaciones respecto de esta pregunta cambian constantemente. En algún momento alguien podía haber alegado que gobernaba el (entonces) principal asesor presidencial, un monotributista sin nombramiento ni cargo oficial. Pero, como en el país imperan los tiempos líquidos que definió el recordado imprescindible pensador polaco Zygmunt Bauman (1925-2017), tiempos en los que nada se consolida y todo es descartable y fugaz, sin fundamentos ni raíces, una trifulca interna (una de tantas) fundió el círculo de hierro y el mago del Kremlin perdió poder, aunque se quedó con cajas y organismos claves. Entonces la respuesta pareció ser que gobernaba la hermana presidencial (curiosamente llamada “el Jefe”, a pesar de ser mujer) en una transferencia de poder que podría considerarse como una anomalía más en ese peculiar vínculo fraterno. Sin embargo, un vendaval de aflicciones se desató sobre el gobierno bajo la forma de una debacle electoral y de un fuego amigo, cuyos perdigones hicieron blanco en “el Jefe”, y vino a demostrar cómo, a pesar de las fuerzas del cielo y otras proclamadas protecciones y bendiciones divinas, a la gestión libertaria le caben las oscuridades y bajezas terrenales de la política, como la corrupción, que supuestamente venía a combatir.

Justamente porque aparenta sufrir de una marcada fobia a los avatares de la política, afección que lo aleja de la posibilidad de comprenderla, estudiarla e incluso transformarla positivamente (requisitos básicos para quienes aspiran a gobernar un país), el actual presidente se desentendió desde el principio de cuestiones esenciales de la gobernanza y prefirió operar como un fanatizado ministro de Economía con aspiraciones utópicas al Premio Nobel y sin plan B para su dogma ni flexibilidad para entender y paliar los dolorosos efectos laterales que la aplicación ciega de ese credo produce en vastos sectores de una sociedad cada vez más descreída, desanimada y harta, como indican los índices de confianza en el gobierno.

¿Quién gobierna, entonces, en la Argentina? ¿Acaso Donald Trump, el Mago de Oz, el tramposo ilusionista de Ciudad Esmeralda, Mar-a-lago, o como se llame su residencia? Podría ser. La sospecha se eleva a partir del reciente salvataje (que quizás sea solo un ultimátum o un salvavidas de plomo, o posiblemente una hipoteca que pagaremos todos quienes habitamos este país). Pero estaba instalada desde antes, y el próximo viaje de Milei a Estados Unidos, sobre todo en las actuales circunstancias, parece confirmarla. Como si fuera apenas un virrey, el Presidente viaja frecuentemente a buscar instrucciones, bendiciones, promesas y recursos en la Corona. Mientras tanto, en el país real hay un aberrante triple asesinato que acaso nunca se aclare, como no se aclaró el caso Loan y otros, porque el narco y la trata tienen, cada vez más, territorios liberados de justicia y apañados políticamente. Y en tanto la pobreza y el desempleo reales (no los que se dibujan desde el Indec) muestran su cara en las calles, en las familias, en la depresión social creciente, lo que se festeja en Washington y en el circulo rojo, lo que se especula entre bonistas encapuchados con el anonimato, lo que Macri, reaparecido como un zombi de la política, pacta en Olivos con Milei nada tiene que ver con la realidad de un país desgobernado. Cuando finalmente alguien vuelve de Narnia por un rato trae lo peor de la política que prometía erradicar: un plan platita para los jubilados (siempre carne de cañón), promesas de hambre para hoy y pan para mañana (si es que hubiera) y el circo preelectoral de siempre. El país del virrey no cambia. Salvo para muy pocos, los conocidos de siempre, solo empeora.

Fuente Perfil

 

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