Mente sincera Sinceramente

VisiónPaís/ mayo 12, 2019/ Sin categoría

Por Alejandro Ippolito

Apenas media hora, treinta minutos con Cristina, solo eso hacía falta, eso y miles de
personas mezclando las gotas de lluvia con las lágrimas en un elixir místico ya conocido por
el pueblo que la quiere y que la extraña.
En esa media hora Cristina volvió a brillar y a encender las miradas de los que la
contemplaban – porque a Cristina no se la mira, se la contempla – y por momentos se
sentían en otro tiempo, esos días felices de abrazos en las plazas, las calles, los barrios y las
marchas que no eran para que nos devuelvan un derecho arrebatado, sino para celebrar un
nuevo acierto, un avance, un Proyecto.
Pero no fue un acto más, fue todo un símbolo y la piedra fundamental sobre la que
construir un regreso. Sinceramente no es un libro tampoco, es un contrato social con su
pueblo y con todos, aún lxs que la odian y desprecian porque viven a dieta de veneno y
mentiras. Ella abre su mente de par en par en cada página para aquellos que tenían ganas
de saber, de escuchar su voz y no la chirriante proclama de los medios dominantes.
¿Qué mejor manera de ganarle a las bestias que con un libro? Ese objeto misterioso que
tanto detestan las derechas y por eso los destruyen y los incendian.
El libro es una posibilidad, un enfrentamiento con el poder que resulta desigual para ambas
partes, unos por la fuerza, los otros por el conocimiento, la amenaza es mutua y la fuerza de
la sinrazón prevalece en las llamas mientras que el saber encuentra su lugar en la libertad.

Y allí estaba Cristina, una vez más, enfrentando al poder con la palabra, con un llamado de
unidad, sin señales de rencor o de venganza, pidiendo un gesto de grandeza social, un
encuentro en favor de la patria diezmada por los buitres foráneos y la peor bestia carroñera
que es el traidor del propio suelo. En medio de tantas mezquindades, expuestas por
personajes muy menores que continúan tratando de imponer sus intereses particulares por
sobre las necesidades del pueblo, ella dijo cosas como estas:
“Me planteé que era muy mezquino, muy chato escribir de uno nada más y me pareció que tenía que
escribir cosas que le sirvieran a otros, a todos, para reconocernos en la historia de lo que vivimos
como argentinos en distintas épocas».
«Quiero agradecer a todos los que compraron el libro en este momento difícil, muchos lo hicieron
juntando monedas».
«No creo en los neutrales, para eso están los suizos».

«El libro es una interpelación para todos: a las dirigencias políticas, empresariales y gremiales».
«Los jóvenes son mi gran apuesta y mi gran esperanza».
«No hay posibilidad en este mundo difícil de generar trabajo sin generar un mercado interno fuerte».

«Hoy hay más planes, muchos más que en el gobierno de los ‘choriplaneros'»

«Va a ser necesario un contrato social de todos los argentinos y argentinas».
«El libro se lo dedicó Néstor como mi compañero, al Néstor hombre, al Néstor padre de nuestros
hijos porque él se lo merecía. Él ya entró en la Historia».
«Si querían acariciarme el alma lo han hecho».
Y claro que queríamos acariciarle el alma, por tantas otras caricias recibidas a lo largo de los
mejores 12 años desde el regreso de la democracia. Hay que ser muy bueno para que te escupa el
diablo y eso es lo que sucede, ni más ni menos, con tanta persecución, tanta violencia de acción y de
palabra, tantas páginas de diario y cientos de horas de radio y televisión tratando de ensuciar una
imagen inalcanzable.
Porque no llegan, no pueden y eso los enfurece como los enfureció el no haber visto venir el golpe
magistral, la jugada de ajedrez descomunal que significa este libro, en este momento preciso y con
la Feria del Libro como escenario. Y entonces, los miserables de siempre, furiosos y desencajados,
intentaron cubrir con su mugre lo inevitable y nuevamente, no pudieron.

El conductor de A24 Eduardo Feinmann vivió un incómodo momento cuando cuestionaba a los
asistentes a la presentación del libro Sencillamente de Cristina Kirchner y apareció el dueño del
canal Daniel Vila en la primera fila.
«Ahí está el aplaudidor de turno: Pablo Echarri. Está la señora Magario, Insaurralde, Aníbal
Fernández, Pino Solanas, nueva incorporación», chicaneaba Feinmann.
En el momento en que Vila aparece en imágenes, junto a la actriz Carolina Papaleo, se hizo un
silencio rotundo en el canal.
A Feinmann se lo vio negar con los ojos al ver la imagen de Vila. (El Destape).

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Pero nosotros, desde nuestro modesto hormiguero nos quedamos con lo que de verdad cuenta, con
ese pueblo que nos gusta, que no odia, que no destila veneno sino esperanza, que aprendió a barrer
escombros y esperar de nuevo una y otra vez. Ese pueblo que la escucha emocionado como pasaba
con Evita, con Perón y con Néstor. Somos mejores que los chacales que no declinan su tarea de
entregar la patria al extranjero, que no se cansan de arrodillarse frente al imperio y se deshacen por
completo ante la limosna que les arrojan desde muy alto. Nos quedamos con esto:

Sinceramente, no hay nada mejor.

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