LA TOMA DEL PODER

VisiónPaís/ abril 13, 2025/ Sin categoría

Por Daniel Di Giacinti*

Abril 7, 2025

Somos conscientes de la gravedad de la situación de un movimiento nacional absolutamente filtrado por los conceptos de soberanía política del neoliberalismo. La participación de decenas de renombrados dirigentes del peronismo y el progresismo en las filas del RAP (Red de Acción Política) demuestra la profundidad de la deriva colonialista en nuestras filas.

La mayoría de los dirigentes peronistas creen que el peronismo es una alternativa partidaria dentro del esquema de participación de las instituciones liberales. No asumir al peronismo como una nueva forma democrática con nuevos conceptos institucionales y una nueva forma de filosofía de acción política, conlleva a la dramática situación de no tener nunca el caudal de poder político para realizar lo que el peronismo promulga. Poder que solo lo dará el pueblo movilizado y comprometido con una nueva construcción democrática.

Se debe construir una fuerza política que se disponga a enfrentar este sistema de democracia colonial que impide la elevación de la cultura social de nuestro pueblo y el consiguiente desarrollo de una corriente solidaria que promueva la Unidad Nacional necesaria para poner en marcha la nueva democracia.

El objetivo que nos une no debe ser un programa de gobierno solamente, sino un plan de toma del poder que impugne al sistema liberal en su conjunto. No debemos articularnos en contra de Milei sino en contra de un sistema de participación ciudadana que permitió el ascenso de los Milei, los Trump y los Bolsonaro.

Debemos subsumir la agenda electoral del demoliberalismo dentro de un objetivo estratégico mayor como es suplantar las viejas instituciones liberales. No se trata de no dar la batalla electoral sino de impedir que el espíritu de construcción política sea la de conformar un gobierno dentro del sistema colonial. Esa nunca fue la mística y ni la épica del peronismo. Debemos evitar transformarnos en una fábrica de funcionarios administrativos que compiten por la cuota de poder que brinda una ciudadanía colonizada. Debemos recuperar la mística revolucionaria del peronismo incluyendo la agenda electoral en un objetivo que nos dignifique como fuerza política y eso no puede ser otra que la construcción de una patria justa libre y soberana, una democracia popular moderna y acorde a las potencias culturales del hombre de hoy.

Para eso es fundamental abandonar la posición vanguardista de pretender explicarle al pueblo que es lo que hay que hacer como dueños de una verdad absoluta. Debemos ser sinceros en el planteo de que ningún dirigente o fuerza política podrá revertir la situación colonial dentro de la falta de compromiso y desunión que hoy inunda a la comunidad argentina producto de décadas de prédica liberal individualista.

La dirigencia peronista debe convocar al pueblo anunciando que sin su movilización comprometida no habrá solución ninguna para los problemas del país y que la búsqueda de esa solución necesita articular la capacidad creativa de toda la comunidad. Se hace imprescindible ordenar esa potencia con nuevas herramientas de participación ciudadana articuladas en base a una serie de principios comunes que puedan evitar el asambleísmo y la disociación política.  Los dirigentes deben dar el ejemplo anunciando la nueva democracia y entregándose públicamente a esos principios para bajarse del pedestal vanguardista que fue brutalmente rechazado por los argentinos en el ascenso del Calígula de las Pampas.

Por eso el primer acuerdo debe ser con el pueblo y con todas las fuerzas políticas que se decidan a enfrentar esta nueva herramienta de dominación colonial que pretende la disociación política de los países en vía de desarrollo para dejarlos indemnes a las fuerzas corporativas de las nuevas plutocracias que dominan al mundo.

*Presidente de la Fundación Villa Manuelita
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