VisiónPaís/ noviembre 10, 2022/ Sin categoría

El autor del Martín Fierro, ícono de nuestra literatura nacional, nos convoca poéticamente a la hermandad y unión fraternal. La palabra «Tradición», deriva del latín y significa donación o legado. En ese sentido entendemos que hay quienes dan y quienes  heredan… para a su vez,  haciendo propia esa herencia, reconociendo y valorando la propia identidad nacional, las raíces, la memoria colectiva del pueblo, volver a entregarla. Así pasado, presente y futuro confluyen en la construcción de un nuevo mundo.

Y para conocer un poco más a José Hernández, a continuación Pablo A. Vázquez nos cuenta la historia de este gran escritor.

Noviembre 10, 2022

José Hernández: escritor comprometido y periodista militante

Por Pablo A. Vázquez*

El Día de la Tradición en Argentina, el 10 de noviembre, homenajea a la figura de José Hernández, autor del Martín Fierro, que este año cumple 150 años, poema clave de nuestras letras y de nuestra identidad nacional. Y lo hace, a diferencia de otras fechas patrias con el nacimiento del prócer y no la muerte como el resto.
Efectivamente, Hernández nació el 10 de noviembre de 1834 en el caserío de Perdriel, actual partido bonaerense de San Martín, de madre unitaria, Isabel Pueyrredón – prima hermana del Juan Martín de Pueyrredón – y padre federal, Rafael Hernández, al igual que sus hermanos Eugenio y Juan José, este último muerto en Caseros, defendiendo la causa de Juan Manuel de Rosas. Sin embargo por la filiación unitaria de la rama materna pesó para que en el sangriento 1840 la Mazorca fueran en búsqueda de la familia, logrando huir a Barracas.
Sus estudios lo absorberán, al tiempo que la muerte de su madre en 1843, más una incipiente enfermedad en el pecho del joven José persuadieron al padre a llevarlo consigo al campo, donde trabajó como mayordomo en establecimientos del Restaurador, realizando continuos arreos de ganado, que signarán su personalidad.
Según Fermín Chávez en “José Hernández: Periodista, Político y Poeta” (1959): “Encontrándose al sur de Chascomús, a comienzos de 1853, lo sorprende el alzamiento de los coroneles Pedro Rosas y Belgrano – hijo adoptivo de don Juan Manuel – y Faustino Velasco, contra las fuerzas del coronel Hilario Lagos, que se había levantado a su vez contra el gobierno del doctor Valentín Alsina. La peonada de las estancias del sur bonaerense y gran número de lanceros indios acompañan a Rosas y Belgrano en esa expedición, de la que forma parte el hijo de Rafael Hernández, que no tiene años todavía. Y el 22 de enero de 1853 tiene lugar, en el Rincón de San Gregorio – al norte del río Salado y a unas diez leguas de Chascomús -, una batalla entre los expedicionarios del sur y las fuerzas que manda el coronel Gregorio paz, lugarteniente de Lagos. Este último logra un categórico triunfo sobre los primeros, quienes pierden a sus dos comandantes principales, pues Rosas y Belgrano fue hecho prisionero y Velazco ultimado durante la retirada”.
Seguiría otro episodio bélico, el 8 de noviembre de 1854, contra las fuerzas de Lagos en el Tala, esta vez con la victoria a su favor. En este caso Hernández sirvió como teniente a las órdenes de Sotelo. Pero, tras elecciones fraudulentas, en la convulsión del Estado de Buenos Aires se produce una invasión, a inicios de 1856, por parte de José María Flores y Jerónimo Costa, con resultados desastrosos para estos federales, en las derrotas de Laguna de Cardos y Villamayor – en la actual La Matanza -, donde, haciendo honor al nombre del partido, pasan por las armas a los vencidos por orden del gobernador Pastor Obligado, hecho que condenará Hernández en su época y que, siendo senador provincial en 1891 aún condenaba.
La partida de Hernández de la milicia del Estado de Buenos Aires se debió a un duelo con otro oficial, donde se afirmó su adhesión inicial por el partido Federal Reformista, a los que denominaban los “chupandinos” contra los “pandilleros” de Mitre.
Justamente los reformistas tenían un diario “La Reforma Pacífica”, del jefe opositor José Antonio Calvo, que adhería a las posturas de Urquiza y atacaban la política mitrista. En este medio fue donde José Hernández empezó sus primeras armas periodísticas.
Su militancia federal reformista lo señala, en el medio de las violentas elecciones bonaerenses de 1857, donde resulta ganador el “pandillero” Alsina, como objeto para la persecución de parte de los mitristas. José no lo dudó y se cruzó a Paraná con su hermano Rafael y otros escritores que apoyaran a Urquiza. Serán su sostén con la pluma en los diarios entrerrianos, en la escena cultural del Litoral, en la gestión pública y con las armas, participando en Cepeda, aquí con el grado de capitán, y en Pavón. Mención aparte como los hermanos Hernández salvaron su vida en Cañada de Gómez, donde en la madrugada del 22 de noviembre de 1861 la división del general Venancio Flores masacró cuchillo en mano a todos los que se le pusieron enfrente.
Hernández fue ascendido, el 6 de diciembre, a sargento mayor de la Confederación, pero al tiempo, unificación mediante el mando de Mitre, la República Argentina lo tendría como
destacado periodista.
1863 será el año del lanzamiento de “La Vida del Chacho: Rasgos biográficos del general D. Vicente Peñaloza”. Para Horacio González, en Historia conjetural del periodismo” (2013) será “El Yo Acuso de José Hernández”, haciendo un paralelo con el opúsculo de Emile Zola, pero en este caso, advierte a Urquiza que “su cabeza está en ofrenda para el sangriento festín en que el partido unitario vive desde 1828, dese el bárbaro asesinato del coronel Manuel Dorrego”. En “la política del puñal” los acusados son Mitre y Sarmiento, asesinos del Chacho.
1870 lo encontró entre el alzamiento del general Ricardo López Jordán (h) y la muerte del general Justo José de Urquiza. Su federalismo se debatió entre la adhesión al primero y el dolor por el asesinato del último caudillo federal. Para Hernández, desde la redacción del periódico “El Río de La Plata”, fue la mano de Bartolomé Mitre y del presidente Domingo F. Sarmiento quienes instigaron el magnicidio.
Hernández no lo dudó y se jugó por la revolución jordanista, patriada última que siguió hasta el fin, con exilio brasileño incluido, donde dio forma a los versos de su inmortal Martín Fierro.
Luego su derrotero lo llevará al éxito editorial y a su acercamiento al autonomismo bonaerense, su gestión como senador provincial y adherir al proyecto del presidente Julio Argentino Roca.
Quizás es el autor argentino más nombrado, o quizás es más nombrado su inmortal Martín Fierro, pero es casi desconocida el resto de su obra literaria y periodística, y ni que decir de su actuación política y como miliciano. Fue hombre de su época, donde la pluma se amalgamó con la espada. Sus facetas como máximo escritor de lo criollo, notable periodista político y combatiente federal, siguen mereciendo nuestra atención, sobre todo desde el campo nacional y popular.

*Licenciado en Ciencia Política; Docente de la UCES; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas.
Compartir esta entrada