VisiónPaís/ octubre 27, 2019/ Sin categoría

Por Alejandro Ippolito

Ajetreada jornada para las bestias, pavimentando el cielo para tapar el sol que los espanta. Desencajados recorren los pasillos, las madrigueras, las alcantarillas repiqueteando con sus garras en el mármol, tratando de llevarse hasta las sombras en medio del naufragio. Desesperados, atónitos frente al derrumbe de su torre de mentiras.
Y marchamos, entonces, felices después de tanto tiempo, con nuestro voto luminoso, voto musical, voto cantado. Voto apretado junto al corazón, voto abrazado. Y nos sacudimos las cenizas de estos cuatro años que se extinguen para salir a la calle a encontrarnos con los que nunca se escondieron, con los que cayeron una y otra vez, los que hoy van a votar con las rodillas sangrando pero de pie.
Engordaremos las urnas con el pan de la esperanza que amasamos entre todos, habrá un bautismo de lágrimas que sanan, que limpian, que renuevan la mirada hacia el futuro.
Demoro la salida esta mañana, quiero respirar este perfume de victoria que flota en el ambiente, adentro hay una calidez que nos envuelve y afuera hasta el verde es más verde en la ventana.
Las bestias están encendidas, abrasadas por el odio y tratando de aplastar a los pueblos que se rebelan frente a sus caprichos. Hoy nos duele Ecuador, nos duele Chile, nos duele Bolivia, nos duele Uruguay y es el mismo dolor que quiere aplastarnos una vez más, para disciplinar, para quebrar la utopías, para nublar el entendimiento y embrutecer a los despojados.
Ellos pretenden la agonía silenciosa, el hambre que no incomode al poder, la protesta ahogada, lejana en un  rincón, la pobreza invisible, el tintinear de joyas en medio del desastre.
Piñera dice estar en guerra contra un enemigo feroz y ese enemigo, él no lo sabe, pero se llama pueblo. La OEA, servil del imperio norteamericano, siembra la sospecha cuando no ganan sus esbirros las elecciones, todo gobierno popular es una amenaza para los que viven de la carroña en estas tierras lastimadas.
Pero hoy, justo en este momento, la luz se abre paso entre tanta oscuridad, besando a nuestros muertos, entibiando la espera y aclarando el horizonte.
Voto que salta de corazón en corazón, voto exultante, voto radiante de sonrisas y de amor, voto que se viste con las banderas que sostuvimos en alto, voto celeste y blanco.
Todo está sereno al rededor, una mañana plena de sol esta dispuesta, el agua está anunciando su hervor, todo comienza. Vienen a mi encuentro todas las melodías, cada letra, cada tribuna, cada calle soltando una canción de resistencia que se hizo fuerte en la garganta popular.
Hoy seremos millones los que pondremos esas canciones en la urnas y por la noche un coro inmenso resonará en todo el país, será un himno descomunal de libertad que aturdirá a la bestia inclemente y con los oídos lastimados ante tanta verdad se consumirá en la hoguera de sus falsedades. Voto que vence, voto con memoria, con alegría y por amor. Voto cantado.
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