VisiónPaís/ septiembre 12, 2021/ Sin categoría

La columna de Cultura de María Macaya

Septiembre 12, 2021

Myriam Alejandra Bianchi, nacida en una familia tradicional de Devoto, se
transformó en Gilda para siempre. Maestra jardinera, dos hijos y casada
con su novio de toda la vida, arriesgó todo y se jugó por su pasión, cantar.
Juan Carlos “Toti” Gimenez , compositor y tecladista, se convirtió con el
tiempo en su compañero artístico y afectivo.
Su carrera pública fue breve y fulgurante. Cuando viajaba de un show a
otro, el 7 de septiembre de 1996, murió en un accidente de tránsito en la
ruta 12 de Entre Ríos, en el que también murieron su madre, su hija, tres
músicos de su banda y el chofer.
Fanáticos y devotos de Gilda de diferentes partes del país se reúnen cada
aniversario en el santuario montado en el kilómetro 129 de la ruta 12, en
Entre Ríos, para recordar a la cantante devenida en santa milagrera que
falleció hace 25 años en el mismo lugar del accidente.
Para recordar a esta santa popular que irrumpió en el mundo de la
cumbia en los años 90, es bueno compartir algunos fragmentos de su vida
y su carrera extraídos de otros portales que también le rinden homenaje.
Con sus letras hablaba de temas que no eran muy comunes en los
boliches de ese tiempo: del amor y el desamor, pero también de mujeres
que se plantan y dicen basta, que se escapan por la ventana para gozar
una noche de cumbia. Con un “te cerraré la puerta en la cara”, “todo eso
fuiste, pero perdiste” y “pasito a pasito yo voy a dejarte” fue inventando
pequeños lemas que contagian las ganas de decidir y liberarse de aquella
idea de amor que sólo lastimaba. Para ella la mujer no era esa figura
perfecta que mostraba la televisión, siempre sonriente y disponible ante
las necesidades de les demás. Gilda era deseo puro, goce y alegría. Con su
mirada luminosa y comprensiva, cantaba lo que mucho y muchas no
podían decir.
Sin embargo, sus letras no representan sólo a las mujeres, con algunos de
sus famosos hits logró llegar a esas personas que en general no se veían
reflejadas en ninguna canción: aquellas que no aman heterosexualmente y
que gran parte de la sociedad, hasta el día de hoy, reprime con violencia.
Aquellas que años después de su partida aún cantan bien fuerte en las
Marchas del Orgullo “no me arrepiento de este amor” al ritmo de los
parlantes. En una entrevista una vez dijo:

“Dios tendría que haber hecho a las personas sin sexo, para que cada una elija

la que más se identifica. Lo lindo sería que cada uno pueda ser como es.”

y eso definitivamente se ve en cada palabra que dedicó a su público, donde se uno mismo es lo principal.

Gilda es Gilda en su mito post mortem: la estrella reconocida por el punk
de Attaque 77 y por los gobiernos de distinto signo político, la santa laica
de la muerte joven y trágica, la artista coreada en la cancha y en el mundo
intelectual.
Aquí algunos de sus inolvidables temas
“No me arrepiento de este amor”, “Fuiste” por Gilda y “No es mi despedida”,

interpretada por Natalia Oreiro

Compartir esta entrada